JUGAR AL BURRO
POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS).
El primer juego que aprendí con la baraja, la aristocrática baraja española, fue el burro; se jugaba con 39 cartas (el 8 y el 9 no habían llegado a Pravia) al prescindir de uno de los caballos, que metíamos en la cuadra de cartón. ¡Cuánto me chinchaba quedarme con el burro, sin casarlo! Hoy podríamos tildarlo de juego reaccionario y discriminador, que no busca la armonía en la diferencia, que castiga al dispar. Debería premiarse a quien más tiempo conserve el semoviente, otorgarle el título impar de acemilero, guardián de minorías, custodio de la certeza.