POR ANTONIO BRAVO NIETO, CRONISTA OFICIAL DE MELILLA.
Una buena noticia para Melilla. Y además, por fin se ha resuelto una incógnita histórica: ¿Quién fue el autor de la iglesia de Melilla la Vieja?
La incógnita se resuelve después de varios años de trabajo, y el resultado arroja interesantes datos que nos explican por qué surge la iglesia, quieren fueron sus autores y promotores y qué importancia tiene hoy día en el campo de la historia de la arquitectura española.
Primer dato a tener en cuenta, la iglesia de Melilla es una obra del Renacimiento, de su etapa final -el Manierismo-, y realizada por deseo expreso del rey Felipe II quien encargó ni más ni menos a su ingeniero mayor el proyecto: Giacomo Palearo Fratín.
Se trata de una obra del Renacimiento, ampliada posteriormente en época barroca. Pero que hoy día conserva la parte fundamental de su fábrica del siglo XVI.
Es, por tanto, una obra importantísima, cuyos promotores fueron el mismo rey Felipe II y su principal ingeniero, Giacomo Palearo Fratín. Pocas localidades pueden presumir que un edificio sea promovido por el rey, y realizado por su ingeniero mayor, refleja que la ciudad era de vital importancia para la Monarquía española del siglo XVI y preocupación de su monarca.
Después de una larga investigación, llevada a cabo junto al profesor de la UMA Sergio Ramírez, y con la colaboración de Daniel Doménech, y asentada en todo lo aportado por los historiadores de la iglesia, Rafael Fernández de Castro y José Luis Blasco López, hemos podido establecer la explicación histórica de este templo, muestra importante del manierismo renacentista en estas tierras norteafricanas. Un edificio que a partir de ahora deberá figurar en toda la literatura sobre este periodo a nivel nacional, e internacional si consideramos a Italia, cuna de su autor.
Hasta ahora pensábamos que la iglesia de Melilla era de época barroca, pero no podía sospecharse que su construcción fuera anterior. Del Barroco existen centenares de iglesias por toda España, pero del periodo Manierista, son muchas menos, y sobre todo realizadas y promovidas por personas tan importantes. Los modelos son totalmente clásicos: Serlio y Vignola, los principales tratadistas italianos de arquitectura.
El valor de esta aportación, fundamental para Melilla, se acrecienta por su publicación en una de las revistas académicas universitarias de más prestigio en Italia, Archhistor, cuya solvencia académica y científica eleva el nombre de nuestra ciudad a cotas de interés internacional. La revista ha considerado que el trabajo arroja luz sobre uno de los autores italianos más relevantes del XVI, y que además fue la única iglesia proyectada por Fratín. Más interés todavía.
La repercusión en medios como Facebook, es realmente destacable. Más de 750 personas han manifestado su interés por la noticia, más de 350 han comentado o aportado ideas y más de 250 han compartido la noticia.
Una vez más, el patrimonio de Melilla nos permite elevarnos de lo puramente local, para trascender en lo nacional y figurar en el ámbito internacional. La riqueza del patrimonio melillense debe ser un orgullo fundamental para todos sus ciudadanos, y una meta a la que todos deben mirar fijamente. Melilla nos vuelve a sorprender por su historia, por su patrimonio, merece nuestro respeto y la necesidad de seguir trabajando, investigando y conseguir que figure con nombre propio en la historia.