POR JOSÉ ANTONIO AGÚNDEZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MALPARTIDA DE CÁCERES (CÁCERES).
Pues pasó nuestra Pedida de la Patatera 2022. Y como no podía ser de otra manera, dada la ilusión y el entusiasmo con los que la esperábamos, la fiesta resultó divertida y alegre. La afluencia no fue tan masiva -en evitación de inoportunas aglomeraciones como las vividas en años precedentes-, pero ello no deslució la fiesta, más bien al contrario, los que quisieron pudieron disfrutarla con más distancia y con el mismo jolgorio. Se rio mucho, se cantó, se bailó, se comió y se bebió mucho, echando fuera males y miedos. Yo sigo en mis trece de aprovechar este día para divertirme y enseñar a los que no lo saben o no los conocieron oficios antiguos. Ya ejercí en tiempos de tripero, escobero, saborero, lechero y caramelero y este año -como tributo a las buenas mujeres trabajadoras malpartideñas-, la recreación fue de “vendedora de regordos”. ¿Que qué son los regordos? Pues era como antaño los malpartideños llamaban a los churros.
Una vez que el churrero o la churrera los fabricaba había quienes, especialmente mujeres, salían por las calles pregonándolos y vendiéndolos de puerta en puerta, pues eran los regordos fruta de sartén muy apreciada para entretener cualquier paladar, más aún si se les impregnaba bien de azúcar. Eran los regordos, además, golosina preferida de los mozos para regalar a sus novias, pues sabían que para inclinar las relaciones amorosas a su favor había que tapar primero cualquier hueco del estómago. En este sentido, me recitaba el abuelo Francisco muchas veces esta coplilla: “¿Dónde vas Vicente el Lobo con la cesta bajo el brazo?. -Voy a hartarla de regordos, a ver si acaso la engaño”. Ea, que aunque mi amigo Andrés y yo madrugamos para ir a por los regordos a la Churrería “El Mojaíto” de Sierra de Fuentes -que os recomiendo visitéis si pasáis por allá-, donde Felicidad Monroy es una experta en la fabricación de estas delicias, todo el que quiso y pasó a mi lado pudo probarlos que no sólo de la patatera vive el hombre. Y todo ello rodeado de un grupo de amigos estupendo, de toda la vida. Ale, ¡quedad con Dios, parroquianos, que no se os vaya el espíritu de la Patatera y que al año que viene nos volvamos a ver! Ah, y mil felicidades y gracias, empezando por el ayuntamiento, a fuerzas de orden público, a empleados municipales, invitados y todos aquellos que hicieron posible que un año más hayamos celebrado de manera tan entretenida y alegre nuestra fiesta nacional.