POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA).
A propuesta del administrador general de los bienes del Conde Heredia Spínola en Ulea, Gumersindo Cascales Carrillo, tras donar al Ayuntamiento los terrenos donde se construyeron el Grupo escolar y las casas de los Maestros, a la calle que partiendo de la bifurcación entre las Calles Nueva y Ramón y Cajal desemboca frente a «los árboles Grandes» se le denominó «Calle Heredia Apinola”, en memoria de quien fue su dueño «El Conde Heredia Spínola».
Calle que en un principio era un barranco lleno de piedras y malezas, arrastradas por las aguas en las épocas de lluvias pertinaces. A este pequeño boquete venido desde la ladera del monte «el Castillo», los vecinos le llamábamos «El Reguerón de la Pedrera» y, sin embargo, al urbanizar el paraje de «La Glorieta», donde estaba ubicado el campo de fútbol, y abrir sus puertas al público el Cine de la empresa Gómez Abellán, todo el barranco se empedró y se le dio salida mediante una alcantarilla que absorbía toda el agua que provenía de la pedrera.
Se apisonó bien y se podía caminar perfectamente por ella. A partir de entonces, a esa calle ancha y bien prensada, el día 28 de diciembre del año 1952, se le denominó «Avenida del Cine»; por ser la calle que nos conducía al recién estrenado «Cine y Teatro Gómez».
Tres años después, se levantó toda la calle, se colocaron unas tuberías para drenar todas las aguas venidas por «El Reguerón de la Pedrera» y, posteriormente, se le puso una placa de asfalto, que la transformó en una calle limpia y segura para caminar por ella y, con la anchura suficiente para que pudieran circular vehículos rodados, carros y caballerías; en ambas direcciones.
A partir de entonces, a esa calle que nacía en el entronque entre las calles Ramón y Cajal y la calle Nueva, y acababa en la calle Carretera del Molino; frente a «los Árboles Grandes» se le denominó calle de Heredia Spínola; como decíamos.
Esta calle bastante bien acondicionada para soslayar las avenidas de la montaña en épocas de lluvias pertinaces es corta, si, pero, en la actualidad, una de las más importantes; sobre todo en el aspecto histórico y cultural. Allí, en su acera derecha se encontraban las casas de los maestros y la farmacia del pueblo. Sin embargo, al desaparecer todos los maestros que ocuparon sus casas los primeros años, comenzaron a venir maestros de otros pueblos, que no pernoctaban en el pueblo y, poco a poco, se fueron deteriorando, hasta que desaparecieron (de esas casas, una vez remodelada y adaptada), solo queda la primera, como Farmacia Titular de Ulea.
Siguiendo, a mano derecha, nos encontramos con la entrada al «Colegio C.E.I.P. Villa de Ulea», con un polideportivo maravilloso. Prosiguiendo su itinerario, nos detenemos y contemplamos «la Plaza de la Cultura», el Centro de Mayores, «El Centro Cultural»- con su salón de actos, la biblioteca Municipal, y Departamentos para talleres culturales; incluso, durante el tiempo que duró la remodelación del Ayuntamiento, albergó a todos los funcionarios y políticos e hizo las veces de Casa Consistorial. Además, un fabuloso Parque infantil, para regocijo de los escolares y niños pequeños.
Por su acera izquierda existe un grupo de casas que, con anterioridad fue parte del terreno de juego del campo de fútbol «La Glorieta» y, frente al Centro cultural, está la desembocadura de la Calle «San Bartolomé».
Prosiguiendo unos 30 metros desemboca en la calle «Carretera del Molino», frente al histórico paraje de «Los Árboles Grandes» con sus célebres poyos de reposo y conversación. A todo este tramo se le sigue llamando «Calle del Conde Heredia Spínola” o, sencillamente «Calle Heredia Spínola”.
Fuente: Joaquín Carrillo Espinosa