POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS).
Fue Ctesibio de Calcis un matemático, físico, ingeniero y amigo del filósofo Menedemo de Eritrea, ambos del siglo III a. d. C., que, según se cuenta, era hombre muy simpático, y muy agudo y gracioso en su conversación. Y que por tal motivo las gentes importantes le invitaban a sus banquetes.
En cierta ocasión, así lo narra Antigono de Caristo, un «impertinente» le preguntó que para qué servía saber tanta Física y tanta Tecnología…
. -! Para cenar de balde!, respondió Ctesibio
Pues esto respondería yo si me preguntarán para qué sirven los parientes. Y es que como «un tien sobrinos pa tou», gracias a uno de ellos disfruté ayer de una cena rica-rica, pero rica de verdad.
Resulta que «el mío sobrin» me regaló unas aletas de RAYA, «fresquines muy guapes». A decir verdad, no se de qué variedad se trataba pues en Lastres pescan la raya común (Raja clavata L.), la sabliega (R. bates L), la santiaguesa o picuda (R. naevus H. M.), la picón o raon (R. oxythyncus L.)… que para mí cocinar son todas iguales.
Decía un refrán, del que nunca hice caso, que «por mal que te vaya, no comas raya». Y no le hago caso porque a mi la raya me gusta frita a la romana, frita al ajillo, en cazuela en salsa verde, guisada al ajo arriero, en salpicon, en sopa…
Mi «cena de balde», viendo ayer como ganaba el Madrid (! horror, terror y furor!), consistió en SOPA DE RAYA y RAYA AL AJO ARRIERO.
Así preparamos «la sopina» :
1.- Freímos 12 cabezas de langostinos y, ya doradas, las machacamos muy bien y las cubrimos con agua. Colamos ese caldo y… a una cazuela. Repetimos tres veces esa operación.
2.-Cocimos en agua una aleta de raya. Colamos y el agua de cocción… a la cazuela.
Escogimos la carne y retiramos las «espinas cartílaginosas.
3.- En el caldo damos unos hervores a miga de pan picada ven muy menudo; añadimos la carne de raya desmenuzada, 300 g de almejas » del Pacifico» y las colas de los langostinos (peladas) fritas al ajillo.
4.-Coloreamos con azafrán. Dimos unos hervores más, rectificamos de sal…! Y a comer la sopina muy, muy calentina.
NOTA. Las fotos de nuestra cena cuaresmal en honor «del sobrin tan espléndidu»