POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA).
Publicado en: malanquilla. Etiquetado: alcalde malanquilla, antonio sánchez molledo, aragón, congreso de cronistas, crónica, cronista, cronista de malanquilla, cronista oficial, cronistas oficiales, cultura, molino de viento, molinos de viento, monumentos, RAECO. Deja un comentario
Cuando se habla de la figura del cronista oficial, muchas veces a la ligera, se olvida el trabajo que desarrollan en sus pueblos y ciudades, las más de las veces, callado y silencioso, en busca de noticias que aporten luz sobre el pasado de esos municipios. Siempre he mantenido que un cronista podrá no hacer mucho por su localidad -como en todo, los hay más o menos activos y más o menos capaces- pero lo que está fuera de toda duda es su entrega y compromiso. Un cronista nunca será un lastre ni un enemigo de la causa y siempre estará ahí para cuando se le requiera. De ahí la importancia de que, también en tiempos modernos se designen nuevos cronistas en nuestros pueblos. No es una figura del pasado o desfasada. Todavía hay muchos que decir y lo vemos cada día.
Desde 1983 vengo participando -con alguna excepción- en los congresos nacionales de la Asociación Española de Cronistas Oficiales, de la que he sido vocal y secretario general a lo largo de dos mandatos. En muchos de ellos he presentado ante mis colegas de España trabajos relacionados con Malanquilla que, posteriormente han sido publicados, sirviendo de referencia para conocer la historia y las vicisitudes de esta ilusión colectiva que es Malanquilla.Y así, en 1986 me refería en Valencia a “la Mancha Aragonesa”, desde Malanquilla. En La Coruña en 1987 hablaba de los molinos de viento en la vertiente atlántica peninsular, mientras que en Ceuta, en 1988 relacionaba los molinos de viento con su más íntima significación ideal.
En 1989, desde Ciudad Real proclamaba a los molinos de viento como algo más que un símbolo regional. En Córdoba, en 1990 me volvía filósofo en mi crónica del devenir de los molinos de viento a través de la historia para elevar al de Malanquilla como símbolo oficial, en Avila, en 1991, tras ser aprobado el escudo local con la imagen del molino.- En Segovia en 1983 hacía un repaso de los “amigos de Malanquilla” que ayudaron en su puesta de largo, centrándome en la figura del Marqués de Lozoya, un grande de España.
De nuevo en Córdoba, en 1984, describía las norias y molinos árabes y en 1995 en Ciudad Real trazaba una simbiosis entre la leyenda y la realidad de los molinos de viento en el paisaje manchego, extendiendo el ámbito a España y Portugal, en Cáceres en 1996.
En otros trabajos me he referido también a la religiosidad popular en Malanquilla, a su demografía desde el siglo XIV y a otras construcciones que conforman su conjunto monumental, hasta llegar a 2019, en Baeza, donde se presenta el anteproyecto del Sendero del Agua, Nieve y Viento de Malanquilla, que acaba de ser aprobado oficialmente por la Diputación General de Aragón.
Y no, no soy una excepción entre mis compañeros, ni siquiera el que más aporta, ni mucho menos… Sirva mi modesta trayectoria, referida únicamente a mi relación con la Asociación de Cronistas, como ejemplo de lo que están perdiendo tantos municipios con historia propia que no tienen quien la cuente ni reescriba.
Ayuntamientos!!, alcaldes!!, no sé que están esperando ni qué tiene que pasar para que designen a sus cronistas. Un cronista es Bueno, Bonito y Barato para el municipio y además es gratuito.