POR CESAR SALVO GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE VILLAR DEL ARZOBISPO (VALENCIA).
A finales de 2005, ante la llegada de la conducción del gas a nuestro municipio y conocido su itinerario de entrada, paralelo al barranco de san Vicente, la empresa del gas natural encargó un estudio de la zona dado que se conocía por Llatas Burgos, la existencia de una necrópolis musulmana, descubierta cuando se hicieron las obras de la carretera de Losa del Obispo, en un yacimiento denominado Tapias I. La empresa del gas natural encargó una excavación los arqueólogos Isabel Moraño Poblador y José María García Fuertes; en los trabajos se localizaron dieciocho sepulturas, aunque los restos óseos no se estudiaron y se custodian en el MALL (Museu Arqueològic de Llíria); estos cabe unirlos a los cinco descubiertos en los años 50 durante la construcción de la carretera de Losa, datados por Llatas Burgos, y a las evidencias de más enterramientos hallados durante la construcción de la Residencia Las Suertes en 2004.
Se trata de fosas simples excavadas directamente en el terreno natural, de planta más o menos ovalada donde se ubica el cadáver en posición de decúbito lateral derecho, con el rostro mirando al E-SE y cubierto de losas. En 2021 se llevó a cabo una nueva excavación, al poner en marcha la rotonda de la carretera de Losa del Obispo, por estar en un cruce caminos y soportar un tráfico de vehículos importante, esta vez por el grupo ARSESKEN dirigido por la arqueóloga Irma Asón y con el arqueólogo José Mª García Fuertes. Se excavaron veintisiete enterramientos y salieron a la luz unos tres metros del muro externo que circundaba la makbara en dirección S-SW/N-NE; resaltar la aparición de un esqueleto (ver foto) de 1,84 metro de altura. En ambas excavaciones se ha constatado que la extensión de la necrópolis supera los 6.000 m2. Los restos óseos se encuentran depositados en el MAVAC a la espera de su estudio antropológico. Estamos pues ante la primera necrópolis musulmana excavada y estudiada en nuestra comarca. Sus dimensiones nos dan una idea de la demografía de la época, un poblamiento significativo que denota la importancia del Benaduf musulmán.
La creación de Benaduf se sitúa en época de reino de taifas, a principios del siglo XI, o quizá un poco antes; en todo caso, entre los siglos X y XII, Benaduf fue un núcleo poblacional que se situó en el farallón rocoso de las Bochas, donde se erguía altiva la alcazaba andalusí y hoy lo domina la iglesia y la torre. Con ello desdecimos la opinión de Llatas Burgos que lo sitúa en la Aceña, pues de esa zona no hemos tenido evidencia alguna de estructuras árabes y una presencia de cerámica musulmana muy poco relevante. No obstante, coincidimos con Llatas Burgos, en que – conocedores de un manantial situado al norte del actual casco urbano (detrás del cerro Castellar) conocido como la Bóveda- los pastores bereberes provenientes del norte de Marruecos se asentaron junto a unos corrales de ganado de la era Palomares. Por ello podemos afirmar que el antiguo enclave de Benaduf se instituyó desde un primer momento en el actual casco urbano, en el farallón rocoso situado al oeste de la población y recayente a la calle de San Luis. Y lo hacemos en base a los datos que disponemos, que son cinco espacios localizado en el casco urbano y alrededores:
1) TAPIAS. Extensa necrópolis en la partida del mismo nombre, situada en la margen derecha del barranco de San Vicente y a ambos lados del inicio de la carretera de Losa del Obispo.
2)LA BÓVEDA. Se trata de un manantial convertido en depósito de aguas que se localiza junto al camino de la Armajuela y en el mismo nacimiento del barranco de San Vicente, construido con magnífica fábrica de sillares de piedra unidos con argamasa de calicanto y configurando un vaso de base cuadrada de unos 6 metros de altura y con el techo abovedado, al cual se accede por una empinada escalera.
Una leyenda oral que recogió Llatas Burgos, nos dice que cuando se ordenó la expulsión de los musulmanes a principios del siglo XIV, estos taponaron la salida del agua con arbustos, tierra y telas para dejar sin suministro a los cristianos; aunque, lógicamente, la treta fue descubierta siguiendo simplemente la pequeña acequia que conducía el agua hasta la fuente de los tres caños, de donde el sobrante iba a parar a la Balsa, un edificio bajomedieval con fábrica de sillería también, y de aquí el sobrante iba a una balsa situada un poco más abajo, justo donde comienzan los huertos, y por un azud se distribuía por acequias, pasando por los Callejones y la llamada Huerta (zona de las Casas Baratas y edificios de la calle Roger Duval) llegando el agua hasta el Huerto de Del Señor (Arzobispo).
3 )LOS CALLEJONES. Un amplio espacio situado al noroeste del pueblo conocido que se configura con una serie de huertos escalonados, conectados por estrechas callejas y con un sistema de acequias interconectadas que se nutren por medio del azud situado en la parte norte que recoge las aguas sobrantes de la fuente de los 3 caños. Actualmente está en franco deterioro y poco transitable, por estar en desuso los huertos desde los 60 del siglo pasado.
4) LA ALCAZABA. Sabemos que existió una alcazaba islámica por los restos que quedan de su muralla, cuya base sirvió para la ampliación de la Iglesia Parroquial en el siglo XVII. Un siglo antes, el Arzobispo de Valencia, D. Jorge de Austria había ordenado “mejorar y restaurar el Alcázar”, por cuanto él fue quien finalizó las obras del Palacio Prelacial en el cual estuvo viviendo sus cinco años de arciprestazgo. En el siglo XX, otra infausta actuación del párroco de turno ordenó derribar las almenas de la torre islámica que ahora es la logia superior del edificio actual. No obstante el uso de cemento y la pintura, todavía podemos observar en la fachada sur del monumento la existencia del magnífico tapial. En cuanto a la muralla, existen diversos lienzos inmersos en las casas construidas entre las calles del Rosario y Maestro Lizándara.
En el esquema que adjuntamos del recinto amurallado de época medieval podemos ver que las torres que están en oscuro todavía existen pero sumergidas en las casas. Es de suponer que en esa alcazaba habría una pequeña mezquita, cuyas ruinas posiblemente existan bajo de la iglesia actual.
5)¿BENADUF? Fruto de la casualidad –como casi siempre- en 2018 tuvimos la suerte de descubrir un asentamiento andalusí en el camino del Barranquillo, en la margen izquierda del barranco de San Vicente y frente a la necrópolis citada. Se trata de unas estructuras que aparecen en un nivel por debajo del piso del bancal y relacionadas con las ruinas del cercano molino del tío Jacinta. Aunque no nos aventuramos a decir que aquí hubo más allá de un pequeña alquería, no un grupo de casas o una pequeña aldea, porque –en eso coincido con Llatas- en que lo hicieron en la zona de la era Palomares. Sabemos que en los siglos XVI-XVII esa zona comprendida por las calles Benaduf, Eximén Pérez de Arenós, Raimundo Gastón, Fernando Díaz y Hurtado Ruiz de Lihory alrededor de la era Palomares, se llamaba “El Arrabal”, o sea lugar de moriscos.
FUENTE: CRONISTA