DE: EMILIANO ZAPATA

PARA: EL QUE TENGA OÍDOS

Fue un diez de abril, fecha en que se dio la más grande traición de la historia de México. Porque si bien, Hidalgo, Madero, Carranza y Villa, entre los más notables, fueron traicionados, nadie como yo; frente a una guardia de honor que me presentaba armas, surgieron tiradores que me asesinaron a traición, con total premeditación, alevosía y ventaja.

DIEZ DE ABRIL ¡NO VAYAS, ES UNA TRAMPA!

Eso me decían, tal como ahora yo te lo digo: ¡Diez de abril, no vayas, es una trampa!

Imposible creer a alguien incapaz de sostener la palabra, como Guajardo, el autor de mi asesinato, quien buscaba demostrar la veracidad de su oferta, tal como hoy te lo dicen: ¡Diez de abril, no vayas, es una trampa!, lo sigo escuchando.

Tiempo antes habían encarcelado a mis cercanos sin más delito que ser mis familiares, como hoy se hace sin desparpajo, amedrentando a quien se muestra insumiso al tirano o a quien se opone a un circo que quiere sentar las bases de la reelección contra la que tanto luchamos en la Revolución Mexicana. Diez de abril, ¡no vayas, es una trampa!

Se me recibía en Chinameca, como ahora se hará con los ingenuos votantes sobre un ejercicio de revocación que se convierte en la ratificación, sí, ¡de ratas!; diez de abril, ¡no vayas, es una trampa!

Habiendo entrado al patio de la hacienda vi asomar los fusiles, no hubo posibilidad de retorno; lo mismo sucederá si te prestas a la farsa; diez de abril, no vayas.

Se mofaron de mi cadáver, expuesto en Cuautla, como lo hará alguien durante La Mañanera del once de abril, si alcanza los votos que tanto ansía; no vayas el diez de abril, ¡es una trampa!

Sobre los votantes ingenuos que den validez a la multimillonaria ocurrencia caerá la mancha de la traición a México montada desde las altas esferas del poder con la ineptitud de pseudo-historiadores que olvidan que esa fecha es de traición, la que empatan en efemérides con su insolente ratificación. No vayas, es una trampa.

Emiliano