POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS).
¿Cómo que la pega?
Con la pega no me refiero a la urraca, tampoco al verbo pegar, entendido como pegamento, sino al laísmo en que incurren algunos (sobre todo madrileños) al expresar cómo un tenista o un futbolista golpea la pelota: “¡La pega que la rompe!”. En la zarzuela “La del manojo de rosas” le suelta Joaquín a Ascensión: “Quiero decirla una cosa”. También Cecilia canta: “¿Quién la escribía versos?”, “¿quién la mandaba flores?”. Y a los donjuanes suelen preguntarles: “¿Qué las das?”.
Lo correcto sería: Le pega que la rompe; Quiero decirle una cosa; ¿Quién le escribía versos?, ¿quién le mandaba flores? ¿Qué les das?
“La”, “lo”, acompañan al complemento directo; “le” al indirecto. Los verbos transitivos admiten complemento directo, los intransitivos no; y cuidado, muchos verbos son o no transitivos según su acepción.
La lengua castellana, como la asturiana, mantiene la declinación latina en los pronombres personales, pero las variantes laístas neutralizan la diferencia entre acusativo (complemento directo) y dativo (complemento indirecto) en favor de la distinción de género. Pero, ya digo, más que feminismo es madrileñismo.