POR ÁNGEL RÍOS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE BLANCA (MURCIA).
Parece ser que los moradores del castillo eran los alcaides, aunque no hemos encontrado documento alguno donde cite quien vivía en determinado momento, el único nombre de morador del castillo que he hallado es el Francisco Enríquez de Rojas y Quiñones, comen¬dador de la Encomienda del Valle de Ricote, que en 1544 aún solía residir en el castillo de Blanca, quien propuso desde aquí, poco antes de su muerte, al que sería el primer cura propio de Abarán, Martín Gómez, natural de Ocaña, siendo nombrado por licencia de Su Majestad dada en Madrid el 3 de julio de 1541 y confirmada por el provisor del obispado.
Los restos del castillo los estudió Manuel González Simancas a principios del siglo XX y manifestaba el valor que pudieran tener las tres torres, de doble cuerpo, huecas, levantadas en el lado de mayor debilidad defensiva de la fortaleza. Para él, lo importante era la originalidad de algunas de sus construcciones, lo que le hacía pensar que debía haberse construido siglos antes que las restantes de la geografía regional. Era así el torreón central también hueco, no macizo como en las demás fortalezas, y que a su función de apoyo y refuerzo al lienzo de la muralla en la que se insertaba como contrafuerte, por su disposición añadía una mejora en su sistema defensivo al no dejar espacios muertos y permitir incrementar el tiro cruzado.