POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA (ALICANTE)
Muchos años han pasado desde que el 8 de mayo de 1981 el semanario Vista Alegre publicara una nota enviada por Manuel Díaz Zafra con el siguiente tenor: “Un grupo de jóvenes nos envía con el ruego de su publicación una nota en la cual manifiestan su deseo de relanzar los desfiles procesionales de Semana Santa de Torrevieja, para ello quieren hacer llegar a todos los interesados en este tema su número de teléfono con el fin de que aquellos que quieran colaborar con ellos se pongan en contacto llamando al 71 13 55 donde se les dará todo tipo de información”.
Yo, que por entonces tenía la edad de veinticinco años, no duce en hacer la llamada pertinente, emplazándome a una reunión que tuvo lugar el siguiente sábado, 15 de mayo en la casa de Mariano Montesinos Torregrosa ‘el Gato’, junto a él nos hallamos Antonio Pedro Aráez Rubio, Francisco Reyes Prieto Pérez y el que esto narra. Mariano, animoso ante este reducido número de personas, nos indicó su interés en que aquel incipiente proyecto fuera adelante y que las procesiones pasionales de Semana Santa volvieran a recorrer las calles de la ciudad. Que duda cabe que había mucho trabajo por hacer.
En días sucesivos nos pusimos en contacto con las personas que en la anterior etapa de la celebración de profesiones habían sido presidentes y hermanos mayores y de destacados miembros de las cofradías que en Torrevieja existieron desde la década de los años cuarenta hasta principios de la década de los sesenta en que desaparecieron de nuestras calles. Me refiero a los herederos de Antonio Rodríguez Ros ‘el Uvas’, que había sido presidente de la Cofradía de Ntra. Sra. de la Esperanza, y propietarios de la imagen titular; la familia Gallud, propietarios del Santo Cristo de la Flagelación; a las familias Rodríguez, Barceló y Pérez, familias fundadoras de la cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores; antiguos hermanos mayores de la hermandad de San Juan Bautista, familias Hódar, Castejón, López Manzanera, Cecilia, Atienza, etc.; José Pérez Canales, propietario de la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno;
Antonio Bernabé Hernández, hermano mayor de la Hermandad del Cristo de la Caída; Mariano Montesinos Serrano, de la Cofradía del Cristo Crucificado; Cofradía del Santo Sepulcro, propiedad de la familia Torregrosa Tévar; y Ángeles Martínez Berná, presidenta de la cofradía de la Verónica.
Secundados por muchos el ánimo de muchos de ellos -no de todos- y otras muchas personas entusiastas del relanzamiento de las procesiones de Semana Santa, se inició una incansable andadura con el ánimo de que en la Semana Santa del año 1982 los desfiles procesionales volvieran a recorrer las calles torrevejenses
Se pusieron carteles publicitarios en diferentes puntos de la población así como diversos anuncios en el semanario Vista Alegre. Tras unos primeros encuentros previos en el domicilio de Mariano Montesinos Serrano, a los que sucesivamente acudieron diferentes personas para gestionar todo lo relacionado con las diversas cofradías. En definitiva, quedó constituida una Comisión Gestora con las siguientes personas: Manuel Díaz Zafra, Javier Torregrosa Villena, Emilio Rogel, Mariano Montesinos Serrano, Mariano Montesinos Torregrosa ‘el Gato’, Mary Cruz Hurtado, Antonio Pedro Aráez Rubio, Francisco Reyes Prieto Pérez, Ángeles Martínez Berná, Valentín Rodríguez Mercader, Francisco Gómez ‘el Mudo’ y yo Francisco Sala Aniorte.
Las pretensiones que alimentaron a este grupo de personas, germen de lo que más tarde fue la Junta Mayor de Cofradías de Semana Santa iban desde el fundamento religioso hasta el interés por conservar las tradiciones difusoras de una característica de nuestro pueblo, pasando por promocionar nuevos atractivos de nuestra ciudad. Objetivos dispares pero reconciliables.
El 17 de junio hubo una reunión en las instalaciones del Grupo de Empresa de las Salinas de Torrevieja -junto a las Eras de la Sal- a la que acudieron cerca de mil personas, entre las que se encontraban las que en la anterior etapa histórica de las cofradías de Semana Santa habían sido sus responsables. Muchas ya habían comenzado a abonar una cuota que oscilaba entre cincuenta y ciento cincuenta pesetas al mes, cuantías destinadas a sufragar los gastos que se iban a ocasionar. Uno de los asuntos que se trató en aquella reunión fue el poder habilitar un local en donde conservar, restaurar y construir los tronos, así como otros enseres (achotes, tulipas, chasis, etc.). El problema quedó resuelto gracias a la cooperación de la Nueva Compañía Arrendataria de las Salinas que cedió una nave de la llamada fábrica de subproductos químicos, previo al vaciado del edificio de numerosas pesadas cajas llenas de catas minerales procedentes del yacimiento del Pinoso almacenadas en aquel lugar, logrando agrandar así el espacio que tan gentilmente se nos había cedido, dedicando para ello el tiempo del que podíamos disponer en días festivos y domingos.
En aquella reunión se concedió libertad plena a este grupo para la confección de la primera directiva de la Junta Mayor de Cofradías de Semana Santa de Torrevieja. Fueron redactados unos estatutos por los que se rigiera, aprobándose en una reunión que tuvo lugar el 12 de julio de 1981, a las cuatro y media de la tarde, en el salón parroquial de la Inmaculada Concepción, sito a la izquierda de la nave central del templo, con asistencia del arcipreste de Torrevieja, Ricardo Navarro.
Quedó establecida la primera Junta Mayor con los siguientes cargos: director espiritual, Ricardo Navarro Martínez; presidenta honorífica, Rosa Mazón Valero; presidente efectivo, Francisco Sala Aniorte; Vicepresidente, Francisco Javier Torregrosa Villena; secretaria, María de la Cruz Hurtado; vicesecretario, Antonio Pedro Aráez Rubio; Tesorero, Mariano Montesinos Serrano; Contador, Francisco Reyes Prieto Pérez; y los presidentes de las distintas cofradías como vocales.
Por las cofradías se nombraron los siguientes presidentes, que a su vez formaron sus juntas rectoras correspondientes: Cofradía del Cristo Crucificado, Mariano Montesinos Torregrosa; Cofradía de la Verónica, Ángeles Martínez Berná; Cofradía del Cristo Yacente: Francisco Javier Torregrosa Villena; Cofradía del Santísimo Cristo de la Flagelación, Antonio Pedro Aráez Rubio; Cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores, Valentín Rodríguez Mercader; Cofradía de San Juan Evangelista, Ceferino Hódar Torregrosa; Cofradía de Ntro. Padre Jesús de Ntro. Padre Jesús de la Caída, Francisco Gómez Gómez.
Utilizábamos la hora de la sobremesa para poder cargar en camiones los restos de los enseres de los antiguos desfiles. Las tallas desmontadas del antiguo trono de Ntro. Padre Jesús de la Caída y las imágenes de dicho paso que hubo que ir a buscarla a Monte Cenia; la imagen de San Juan; la de la Verónica… y más tarde, entre las diez de la noche y la una de la madrugada, reunirnos y distribuir el trabajo. Allá por donde íbamos nos animaban con palabras además de brindarnos cooperación, información y apoyo; en este ámbito citar a la Parroquia de la Inmaculada Concepción, el Ayuntamiento, la Unión Musical Torrevejense y multitud de entidades y personas particulares; destacar en este apartado al extraordinario trabajo del carpintero Francisco Manzanaro Morales (tronos de San Juan, la Caída y Cristo Yacente. Así como diversos accesorios auxiliares), los planos del Juan Manuel Cerezuela Aracil, al instalador eléctrico Manuel Escámez, a Antonio Aniorte y a tantos otros. Nos sentíamos animados a la vez que nos dábamos cuenta de lo difícil que es transmitir una ilusión o sentimiento.
Pasado el verano, el 26 de septiembre de 1981, en una ventosa tarde, se celebró un festival pro-organización de la Semana Santa en el ‘Cine las Salinas’. Pese a que salieron volando por los aires parte las macetas que se habían colocado en el escenario y la temperatura descendió considerablemente, se siguió adelante con el espectáculo que contó con la participación de la Orquesta de Pulso y Púa y Cantores del G.E.S., Rondalla Infantil de E.G.B., la Coral Torrevejense Francisco Vallejos y la Unión Musical Torrevejense. Además fue proyectado el documental ‘Torrevieja, blanca de sal y morena de soles’, rifándose, para terminar, una grandiosa cesta de productos donados por el comercio torrevejenses para apoyar la iniciativa.
En lo que respecta a mi persona, el 7 de enero de 1982 renuncié al cargo de presidente de la Junta Mayor de Cofradías de Semana Santa de Torrevieja. Mi próxima boda -el 20 de marzo de ese año-, los preparativos y obra de nuestro futuro hogar, sumado a la distancia a la que estaba de mi futura esposa Antonia, hizo que presentara la dimisión para seguir ostentado ese cargo, aunque no por ello me alejé de los vínculos que me unían con la cofradía del Cristo Yacente, a la que seguí perteneciendo, continuando además en ella mi conyugue y mi hija; además de participar con escritos en sus ilustradas páginas cada vez que se me ha requerido.
Muchas iniciativas realizó la Junta mayor de Cofradías logrando que los desfiles procesionales volvieran a las calles de Torrevieja: rifas, loterías y hasta un segundo festival celebrado el 2 de febrero de 1982.
En marzo fue fallado el primer concurso de carteles anunciadores de Semana Santa, premio que recayó en una obra vanguardista del cartelista alicantino Fulgencio Blanco Cantó que también sirvió de portada del programa de los actos procesionales y litúrgicos.
En aquel ya antiguo programa de la Semana Santa de Torrevieja del año 1982, Mariano Montesinos Serrano, como presidente de la Junta Mayor de Cofradías se dirigía al pueblo de Torrevieja:
“Queridos paisanos y amigos:
Me dirijo a vosotros más como amigos que como miembro de esta Junta Mayor de Cofradías, la cual tengo el honor de presidir, pues si ostento este cargo no es por méritos propios, sino por “cabezotería” de mis compañeros, a los cuales agradezco esta confianza que han depositado en mí y que por supuesto voy a intentar por todos los medios de no defraudarles.
Estamos teniendo muchos desvelos, muchos sinsabores, y ¿porqué no decirlo?, muchas satisfacciones, y tantas otras cosas como suelen ocurrir, cuando se reemprende una empresa de tanta importancia (por lo menos para nosotros) como ésta, y más habiendo estado olvidada cerca de veinte años, aunque yo creo que la palabra exacta es aletargada, pues las tradiciones y los actos de FE externa no se olvidan nunca, y menos en un pueblo como el español, que a pesar de no ser de los católicos practicantes en cuanto a cultos internos, si le gusta conservar sus tradiciones y exteriorizar su FE en actos como son las procesiones de Semana Santa.
Bueno, para terminar, todos estos sinsabores, desvelos, madrugones y trasnochadas, y demás, se verán largamente recompensados con creces y nos haréis sentirnos orgullosos, si estas procesiones aparte de llegar a salir a la calle, las acogéis con cariño y con el sentido religioso que se merecen, o por lo menos con el respeto y el orden que se le debe a cualquier acto público y que es deber cívico de todo ciudadano honrado y democrático.
Sé que no me vais a fallar, pues me estoy dirigiendo a la mejor gente del mejor pueblo de España.
Gracias por vuestra desinteresada colaboración y por vuestro entusiasmo.”
En abril de 1982, tras diecisiete años de ausencia volvieron a Torrevieja las procesiones de Semana Santa con los altibajos propios de algo que reanudaba la andadura tras varios años de permanencia en el baúl de los recuerdos, dejando muy satisfecha a la población. Siete pasos fueron los que desfilaron a lo largo de nuestras calles durante tres noches en las que hubo respeto y silencio casi general en el público que abarrotó casi todos los itinerarios. Se volvió a ver al Cristo Crucificado de los salineros, al Cristo Yacente de los ‘Lures’, la Dolorosa de Moscardó (Vicente), quien en su silla de ruedas presidía el paso de la imagen junto a sus hijos y nietos, la Verónica de Angelica ‘la Chocolatina’ que la portaban socios del Radio Club, el Cristo de la Columna de los Gallud, el Señor de la Caída, de Antonín ‘el Hojalatero’, el San Juan arropándolo la banda de tambores y cornetas de la Cruz Roja haciendo su debut, además de la del Grupo de Empresa y delas que vinieron de fuera, pagadas con una subvención del Ayuntamiento de ciento veinticinco mil pesetas. Algunos encontraron en el baúl de los olvidos la vesta de capirote con la que en otras épocas ya habían desfilado por las calles de Torrevieja.
Capítulo aparte y para terminar esta histórica reseña hay que destacar, el Viernes Santo, 9 de abril, el estreno del solemne Vía Crucis -a cuatro voces- por el interior de la iglesia de la Inmaculada, compuesto por Ricardo Lafuente, y dedicado a la Junta Mayor de Cofradías. Fue interpretado por el Coro de Cantores del Grupo de Empresa de las Salinas, siendo narrado por Carmen Alarcón. A continuación del la predicación del Sermón de las Siete Palabras se Cantó la Pasión de la ‘tía Tortas’ por la Coral Torrevejense Francisco Vallejos.
Fuente: El autor. F.S. Aniorte