POR ALBERTO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE BADAJOZ.
La semana pasada, 10 a 17 de abril, entre los Domingos de Ramos y Pascua transcurrió en Badajoz la Semana Santa con sus días de pasión y sus días de gloria. Como en ella, también en la vida ordinaria hubo días de gozo y días de duelo.
En uno de estos, sábado 16 de abril, como si de acuerdo con su fe hubiera querido hacerlo junto a Jesucristo, murió en su Madrid del alma Enrique de Aguinaga: señor del estilo, apóstol de la palabra y la pluma, insobornable en sus principios, modelo de cronistas y decidores; maestro en periodismo, socarrón de temible retranca, afamado en todos los magisterios y todos los empeños; el extremeño con la boina vasca mejor puesta de España, se fue a lo alto volando con sus alas de papel de periódico para hacer la crónica de lo infinito.
Murió para lo tangible pero como su Maestro, no se ha ido. Porque Enrique de Aguinaga es mucho Enrique de Aguinaga para desparecer así como así.
Como contrapunto al duelo, entre las luces que al final rasgaron las tinieblas de la Semana de Pasión, el sábado siguiente, 23 de abril, ayer, en coincidencia no menos significativa que la que emparejó el adiós de Enrique de Aguinaga con el del Redentor, al cobijo de la Fiesta del Libro, se celebró en Medellín, nada menos que Medellín, bajo el monumento al titán Hernán Cortés, el X Congreso Regional de la ACROEX, Asociación de Cronistas Oficiales de Extremadura.
La hermandad de quienes con el escudo del pergamino, la lanza de la pluma y la coraza de su independencia tienen por vocación y empeño de servicio estudiar, rescatar, testimoniar y divulgar la verdadera historia de nuestra vieja tierra, España. No cabe más simbolismo.
Casi un centenar de caballeros andantes que tras el ejemplo de los Gaspar de Carvajal, Díaz del Castillo, Fernández de Oviedo, fray Bartolomé de las Casas o Cieza de León, los documentalistas y fedatarios de la epopeya americana, tienen por oficio desfacer los entuertos con que los magos merlines, follones, malandrines y fatas Morganas tratan de cambiar las ovejas por molinos, convertir la memoria en achicoria, la historia en histeria, y la verdad en mentira.
Pese a lo importante y antiguo de su labor, los cronistas oficiales no tienen patrón, detalle que a la asociación de los extremeños le es perdonable en virtud de su aún corta, aunque ya muy fecunda, trayectoria. Comentando este detalle con la solemnidad magistral que lo caracterizaba en el decir, que hacía difícil incluso para los allegados, entre los que tuve la fortuna de contarme, cuándo era doctrina y cuándo coña ( la expresión es suya ) Enrique de Aguinaga afirmaba que el patrón de los cronistas extremeños es Hernán Cortes.
Por una vez me permito discrepar del maestro. Porque el patrón de los cronistas extremeños, y aún españoles, es San Enrique de Aguinaga.
FUENTE: https://www.hoy.es/opinion/mejor-boina-espana-20220424000024-ntvo.html