POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
Los hijos del emeritense padre Cristóbal de Santa Catalina, a finales del siglo XVII, trajeron su carisma que dejaron en un sencillo hospital donde se hermanaban pobres, indigentes y transeúntes, junto con una capilla bajo la advocación de Nuestro Padre Jesús Nazareno y su imagen portentosa que procesiona en la noche del Miércoles Santo, atribuida a la gubia del hispalense taller de Pedro Roldán. Aquí se palpa, en el silencio, el contraste con los ecos de la calle. El latido del sagrario resumen la presencia del nazareno: “Sólo Dios basta”.
La borrasca Mendizábal pasó por el hospital desamortizándolo, haciéndose cargo la municipalidad que lo traspasó primero al Sagrado Corazón de Jesús y luego a la Conferencia de San Vicente de Paúl, hasta que desapareció, tras haberse convertido el edificio en escuelas de niños. Afortunadamente nos queda la capilla, la que me dicta escribir que es la ‘sixtina del barroco en Montijo’. En ella habitan y se paladean las huellas de artistas como Ruiz Amador, Alonso de Mures, la escuela de Roldán, hermanos Estrada, Meneses Osorio, Blas Molner, Manuel Corchero, Manuel Pérez, Pedro Carreto, Francisco Pérez y Antonio Pimentel, entre otros.