POR JUAN INFANTE MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPEÑAS DE JAÉN (JAÉN).
Concluida la guerra civil y tras la reorganización de la cofradía del Cristo de Chircales (que fue fundada en 1834), el primer acto que se realiza es la restitución de la Imagen a su ermita de Chircales, el 18 de mayo de 1939.
Al año siguiente, concretamente el día 3 de mayo de 1940, festividad de la Cruz, se celebra la primera Romería en honor al Cristo de Chircales a propuesta del alcalde, Francisco Martínez Parra, y con el consentimiento del hermano mayor, Cristóbal Amate Santiago, y del cura párroco, José Ortiz López.
Desde entonces, devotos de Valdepeñas de Jaén y de otros municipios de los alrededores, fieles a la cita, acuden a la romería del Cristo de Chircales que se celebra todos los primeros domingos del mes de mayo, acompañando a las cofradías de Valdepeñas y de Jaén. En los últimos años se ha incrementado el número de carrozas que participan en la romería. Grupos de amigos y familiares conviven y degustan viandas típicas de la gastronomía tradicional.
Cabe destacar también la celebración de los Pregones de la Romería. El primero se celebró en 1990, en el 50 aniversario de la primera Romería, y lo pronunció el poeta y cronista marteño, Miguel Calvo Morillo, siendo hermano mayor de la cofradía, Aniceto Chica Gallego.
Aunque el nombre de Chircales aparece ya en 1.330 en el “Libro de las Monterías” del Rey Alfonso X el Sabio, no sabemos a ciencia cierta desde cuándo es utilizada esta zona como centro religioso. Es posible que los primeros ermitaños se asentaran en Chircales mucho antes de la fundación de Valdepeñas, concretamente en la “Cueva de los Milagros” y sus alrededores. Lo que si es cierto es que encontramos datos documentados de la ermita de Chircales y de la presencia de ermitaños en ella en 1.568, fecha muy cercana a la fundación de Valdepeñas en 1539. Sobre la presencia del Cristo de Chircales en su ermita, los primeros datos encontrados son del año 1.609. En un inventario se recoge la existencia de “un cuadro grande de un crucificado, que tiene pintado el dicho cuadro y dos imágenes”.
En 1781, Francisco Tomás de Porcuna, prior de la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol, en correspondencia mantenida con el geógrafo Tomás López, envía unos escritos de gran valor histórico. Con referencia al Cristo, dice que al santuario de Chircales concurren continuamente, no sólo los valdepeñeros, sino otras muchas gentes de pueblos muy distantes, recibiendo todos ellos de la infinita misericordia del Cristo de Chircales muchos favores y prodigios. El prior, en su correspondencia, nos aclara también que: “En todas las necesidades que en este pueblo se han experimentado, se ha traído esta devota Imagen a la parroquia en procesión general, quedando siempre socorridos en dichas necesidades, y estos favores lo experimentan en estos casos los pueblos circunvecinos: tanto que aún estos claman cuando hay alguna escasez de agua, a los valdepeñeros, que saquen al Santo Cristo, en procesión, para lograr con prontitudes lo que necesita”.