Se nos ha ido don Carlos Amigo Vallejo. Una persona entrañable, admirada y querida por muchos.

Su corazón grande y generoso se cansó de latir dejándonos a todos los que tuvimos la oportunidad de conocerlo y tratarlo sumamente entristecidos.

La campana de la iglesia de este pequeño pueblo de colonos tambíen hoy anuncia y llora su muerte.

Don Carlos siempre ha tenido el “don” de la cercanía, de la simpatía y del cariño hacia los demás. Y con Cañada Rosal no ha sido menos. Siempre nos ha tenido un cariño especial y ha estado solícito a cuantas veces hemos llamado a su puerta. Su entrañable y fraternal relación con nuestro cura don Fernando la ha extendido a nuestro pueblo y a nuestra gente.

Son muchos los momentos y acontecimientos en los que ha estado presente en la vida de Cañada Rosal desde aquel 1982 en que fue nombrado Arzobispo de la diócesis de Sevilla, a cuya toma de posesión tuve el privilegio de asistir. Son innumerables las veces que se ha acercado a nuestro pueblo para compartir alguna celebración, visita pastoral o simplemente para saludar a su cura amigo.

Pero quisiera destacar dos momentos cruciales en esa relación y en nuestra reciente historia. Una el Sábado de Pasión del año de 2014 en la que en la iglesia improvisada en un local mientras se rehabilitaba nuestro templo pronunció el Sermón de las Siete Palabras. Esa noche se hospedó en el hostal Conde de Aranda de nuestro pueblo y esa noche se tuvo que retirar temprano dada la fiebre y el fuerte dolor que sufría. Se tomó unos calmantes y al día siguiente concelebró también en Cañada Rosal la misa del Domingo de Ramos y la procesión por la Plaza de Santa Ana. Unos días después lo intervinieron de apendicitis.

En conversación con don Fernando el Cardenal le manifestó que era la primera vez que un Cardenal celebraba la misa del Domingo de Ramos fuera de la Catedral y que aquel fin de semana sufrió su particular pasión. Don Fernando tan acertado como siempre le contestó: Señor Cardenal si usted sufrió en Cañada Rosal la Pasión también en Cañada Rosal tiene que celebrar la Resurrección. Y así fue. El Domingo de la Pascua de Resurrección del 2015 el Cardenal Amigo Vallejo celebró la Eucaristía y participó de la Fiesta Colonial de los Huevos Pintados en Cañada Rosal.

Don Carlos deja una profunda huella en Sevilla y en pueblos como Cañada Rosal. Uno de sus últimos compromisos escribir el prefacio del libro sobre don Fernando, a cuya petición no dudó ni un momento.

Gracias don Carlos por tanto. En Cañada Rosal “el último sueño ilustrado” siempre lo recordaremos y le estaremos eternamente agradecidos.

Convencido de que allá arriba seguirás velando por esta tierra a la que tanto has amado y entregado, descansa en paz Amigo.

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