POR ÓSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONSITA OFICIAL DE LAGOS DE MORENO (MÉXICO).
DE: GROUCHO MARX
PARA: LADY SHEINBAUM
My fair lady:
Le saludo desde el Eden Memorial en Los Ángeles en donde descanso, perdone que no me levante; sepa que a mí, las mujeres que sólo destacan por su físico no me dicen nada, de hecho, no me dirigen la palabra, por eso me dirijo a usted con tanta confianza.
Sé que algún día estuvo usted casada con un intelectual honrado, cuyas esposas destacan por fachosas y desaliñadas, celebro que luego de su separación haya usted conservado el mismo estilo, para esmero y cuidado de su trayectoria, claro.
Algún día dije: “Yo jamás olvido una cara, pero en su caso, estaré encantado en hacer una excepción”; pero, como caballero y porque me sería casi imposible hacerlo, le digo que la recuerdo al igual que muchos millones de paisanos suyos; en mi caso, he visto a muchas personas reír y carcajearse por mi comicidad, mas la sonrisa que practica usted frente a su espejito creo que bien vale una República, por lo pronto, ya nadie la confunde con la catrina, échele ganitas doña, ya casi le sale, pero también recuerde que si bien, no reírse de nada es de tontos, el reírse de todo es de estúpidos.
Vamos al grano mi lady, no quiero que me malinterprete, en verdad mi interés para con usted puede ser cualqiera menos sexual. Porque la sé inteligente y capaz, creo que el secreto de su éxito radica en su sinceridad y honestidad para con el presidente, y en verdad, creo que si logra dimularlas, logrará su empeño de alcanzar la mera cúspide de la política, que como ya he dicho, es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar los remedios equivocados, en lo que usted es toda una experta.
Finalmente, ahora que se le andan atorando los tacones en las carreritas para alcanzar al don con eso del tercer informe de la auditoría por el desplome de la Línea Dorada, la que ha hecho crispar sus correosos músculos, me preocupa en verdad el tipo de empresa con la que se metió y a quienes quiere demandar penalmente; de verdad veo difícil que pueda llegar a meter a la cárcel a su director, como lo hizo con la dueña del Rébsamen; le doy una idea: es una empresa fundada en 1864, probablemente es un compló que se fraguó desde la venida a México de Maximiliano y Carlota, en contra del gobierno de Juárez. Escriba directamente a la empresa Det Norske Veritas, ofrezca ponerse a mano y en caso de que le invoquen de sus principios empresariales recuérdeles mi frase célebre, frecuentemente aplicada desde el Salón Tesorería: “Estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo otros -principios y datos-”, con suerte y pega.
Frendly, Groucho