En 1920, el General Francisco Murguía López de Lara permaneció leal a Carranza, quién lo nombró Jefe de las Fuerzas que salieron con él de la Ciudad de México hacia Veracruz; así fue como dirigió la defensa de los convoyes hasta Aljibes, Puebla. A raíz de la debacle de Tlaxcalantongo fue aprehendido, enviado a prisión y sometido a proceso, acusado de falta de espíritu militar. Fiel a Carranza se opuso y desconoció el régimen de Álvaro Obregón. Fue capturado y fusilado en 1922… hace 100 años.

Testimonio de Ramón López Velarde:

La mañana del 7 de mayo de 1920 sale en la caravana de trenes en la que el gobierno de Carranza huye a Veracruz, pero a los pocos kilómetros logra bajarse y volver a pie a la capital. Tras el asesinato de Carranza renuncia a su trabajo en la Secretaría de Gobernación. Por la apremiante situación económica, planea obtener algún puesto diplomático en Europa.

«El día 7 del pasado salí con los trenes del Gobierno… pero no pasé de este lado de la Villa, pues el enemigo nos rodeó. Pude dejar mi equipaje en la casita de un ferrocarrilero y presentarme en mi casa a las 6 de la tarde».

(López Velarde, carta a Margarita González, 11 de junio de 1920).

Fuente: Aurelio de los Reyes, Cine y sociedad en México, 1896-1930, vol. II, México, UNAM, 1993, p. 6.