POR JOSÉ MARÍA GOLDEROS VICARIO, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE GRIÑÓN (MADRID)
En 1875, por Bula del papa Pío IX, la hasta ese momento iglesia parroquial de Santa María, pasó a ser Iglesia Prioral Basílica Catedral de Santa María del Prado. Poco después fueron trasladados a la nueva Seo, ciertos elementos de suntuosidad de las
Cuatro Órdenes Militares, de Calatrava, Montesa, Santiago y Alcántara. Como la magnífica silla maestral de la Orden de Santiago y el Portapaz, obra de Francisco Becerril de 1565, ambos del monasterio de Uclés (Cuenca).
La imagen originaria de la talla románica de la Santísima Virgen del Prado, se hallaba en Ciudad Real desde al menos el siglo XIV. Efectivamente, según datos en extremo interesantes, nos contaban numerosos y viejos cronistas, que escribieron valiéndose de reseñas en base a lo investigado en el rico archivo de la Merced y de otras fuentes, a cargo de Fray Diego de Jesús y María, Juan Mendoza y Porras, Hervás y Buendía, Delgado Merchán, Ramírez de Arellano y otros muchos.
Claro está, que sabemos cómo unos copiaban de otros, especialmente desde el siglo XVII. Pero existe una fuente, interesantísima y poco conocida, diría yo, cuasi inédita, que dice así: “…y la construcción de la estatua parece ser del siglo XIV, probablemente contemporánea de la (Virgen) Blanca, que se venera en la parroquia de Santiago de Ciudad Real… Hoy es muy difícil hacer ninguna afirmación concreta por el mal estado en que la estatua (de la Virgen del Prado) se halla.
Los habitantes de Ciudad Real son y fueron muy devotos de esta imagen, pero siendo así, no se concibe que la trataran tan mal. Está cortada por abajo, habiendo perdido los pies; está mutilada por delante desde las rodillas (habiendo sido arrancados pedazos con un hacha) para que apareciese (sentada) parada.
Le quitaron los brazos para ponérselos postizos, haciéndole manos nuevas en el siglo XVII y, de este modo, poderla vestir y trasladar el niño del brazo izquierdo de la Virgen, en que estaría, al centro y para colocar este, le pusieron a la (Virgen) madre un cincho de hierro y una escarpia en la que el niño se enganchaba, y finalmente, la cabeza, que tenía pelo, tocas y corona, todo de una pieza, fue mutilada hasta arrancar todo esto y dejar solo la mascarilla, quedando el cráneo pelado, sin que ni siquiera se cuidasen de pintarlo o encarnarlo. El niño lo renovaron todo menos la cabeza, que es auténtica, y parte de las manos.
Tiene la Virgen, sobre la madera que quedó sobre la cabeza, una peluca muy vieja y casi pelada y sobre ésta una toca de encaje, de seda y oro, preciosa pero muy vieja, y encima las tocas que se ven. Tiene en el cuello un encaje análogo al de la toca, y encima dos o tres jubones de seda muy rica, que no se le pueden quitar, y después, por todas partes, y sobre todo desde la cintura para abajo, unas grandes almohadillas de lienzo basto, rellenas de lana o pelote y clavadas con clavos de hierro gordos, de modo que no se puede ver bien la talla de traje, que está muy rota.
En tal manera han maltratado a ésta (imagen) Virgen sus devotos, que una restauración hoy sería completamente imposible, y coste que es de una madera durísima, encina quizás, y no tiene ni una polilla. Estas varias profanaciones son de varios tiempos, y por lo tanto, al contemplarlas, bien se puede decir que en ella todos pusieron sus manos pecadoras: por eso es conveniente conservarle sus vestiduras de tela, porque constituyen el misterio con que debe guardarse, si no ha de perderse la devoción con que se la venera todavía por el pueblo ciudad-realengo y por los limítrofes” (sic).
Estos datos los copio íntegro y a la letra, por el interés en conocer las manipulaciones sufridas por la antiquísima imagen de nuestra patrona, desaparecida durante la Guerra Civil de 1936-1939. El escrito procede de una obra de los inicios del siglo XX, pero los datos son reproducidos haciendo referencia a un variado número de autores y cronistas, sin saber a cuál de ellos pertenece.
No obstante decido incluirlo aquí por el interés de las manipulaciones sufridas por aquella antiquísima imagen. La iglesia de Santa María de Villa Real, fue levantada por decisión del rey castellano Alfonso X, posiblemente sobre la antigua ermita de siglo XI-XIII. Se construyó en una mezcla de románico tardío y gótico, según algunos de los cronistas más arriba señalados, que dicen; “…esta sencilla iglesia preexistiría de una sola nave y poseería una reducida torre…”
La planta de nuestra actual catedral es basilical y de grandes proporciones, siendo pues las medidas de 34 metros de altura, 53 de longitud y 18 de anchura. Es la catedral de Ciudad Real, la segunda más ancha de España tras la catedral de Gerona. La sacristía Vieja de estilo renacentista, se encuentra en el primer cuerpo de la que iba a ser la segunda torre de la catedral, la cual dejó de construirse en 1551.
Y es la Puerta del Perdón, en el muro de poniente del último tercio del siglo XIII, un resto de la primitiva iglesia de Santa María, con señales de haber sido desmantelada y luego montada de nuevo, con palpables errores tras desplazarla de lugar.
La primera torre habría sido parte de la iglesia parroquial de la época de Alfonso X o de tiempos posteriores, destruida al iniciarse el proyecto constructivo del nuevo templo en el siglo XV. Sabemos a través de diversos escritores que acariciaron el tema, que al derribarse la vieja torre para construir la actual, el maestro arquitecto declaró bajo juramento la existencia de otra torre, interior, seguramente la original primitiva, lo cual ha sido confirmado en la actualidad por diversos estudios.
A mediados del siglo XVI se erigió la torre de la catedral, que luego resultó dañada a causa del terremoto de Lisboa (1755). La torre actual fue finalizada cerca de 1835, midiendo 62 metros de altura. Está rematada hoy por una cúpula de media naranja y una linterna construida en 1901, que sustituyó al chapitel clásico de aguja.
Respecto a la famosa campana de San Fernando o de Santa María, creemos fue fundida en 1745, (según señala el Documento 814 de la Merced) en unión de otra, por el maestro de este arte Antonio Solano Riva, quien el 14 de octubre de dicho año pidió se le pagaran 1.312 rs,. y medio de la fundición. No obstante, siempre se dudó de la certeza de éste obsequio del rey Fernando III, pero, no obstante, es cierta la existencia del documento que se cita.
ARTÍCULO PUBLICADO EL PASADO 15 DE AGOSTO DE 2014, EN EL DIARIO “LANZA, DE CIUDAD REAL