POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTIDUEÑA Y FUENTEPIÑEL (SEGOVIA).
La villa oscense de BOLEA se caracteriza por haber sido siempre una población de acogida. De hecho, a la entrada, una artística cartela de azulejo así lo hace constar. Y este buen recibimiento se hace extensivo también (personalizado en el hospitalero Javier Fanlo) para los peregrinos jacobeos que hacen el Camino Catalán por San Juan de la Peña, un trazado de 400 kilómetros que arranca en Barcelona, y confluye con el Camino Aragonés (que nosotros hemos recorrido hace apenas unos días) un par de kilómetros antes de llegar a Santa Cilia de Jaca, y poco después, ya en Puente la Reina, con el Camino Francés.
Y como yo puedo dar fe, aquí dejo constancia de ello.
“Caminante,
haz un alto en el camino,
visita la Colegiata,
a gusto en Bolea cata
cerezas, jamón y vino.
Al reanudar tu andada
sentirás la convicción
de que en el Alto Aragón
como esta villa no hay nada”
¡Buen día!
Y ¡Buen Camino! para los que estén en ello en estos momentos.