LECCIÓN DE CIVISMO • VILLASECO TIENE PARAJES DE UNA GRAN BELLEZA QUE SON VISITABLES GRACIAS A LA DISPOSICIÓN DE LOS VECINOS

POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

Vista aérea de Villaseco del Pan (Zamora).

Vista aérea de Villaseco del Pan (Zamora).

Villaseco del Pan es ese rincón perdido de esa noble tierra que, medio escapando de sus llanuras y de la luz cegadora de sus mediodías y la suave y delicada de sus atardeceres, quiere medio esconderse entre esos dos grandes ríos que la rodean y la envuelven para no dejarla escapar. Y es ese rincón donde el padre Duero y el majestuoso Esla se encuentran donde las gentes duras, trabajadoras y abnegadas se afincaron hace muchos siglos para sacarle a esa tierra y regarla con sudor y trabajo para que les devolviera ese pan de cada día tan rico y tan sabroso cuando se amasa con el trigo de esas parcelas tan llenas de cariño como de dichos y leyendas.

Ese término municipal de Villaseco está formado por dos datos históricos, la parte del núcleo urbano y la parte pegada al Esla que formaba una propiedad señorial de la marquesa de Almaguer denominada San Andrés de la Ribera, señora que al otro lado del Duero, pero junto a su margen izquierda, conservaba otras dos propiedades: la dehesa de Judiez y la de Fontanillas, ambas en el término municipal de Pereruela y en la ciudad para perdernos el palacio renacentista del Cordón, hoy Museo Histórico; y esa dehesa de San Andrés de la Ribera fue comprada por el pueblo en 1926. En este pueblo se ha hecho la concentración parcelaria hace algunos años con magníficos resultados y una gran aceptación vecinal.

Es muy fácil entender que el término ofrece unos paisajes y rincones llenos de atractivo, de gracia y de atención desde siempre y esto lo recogemos en una serie de nombres de los pagos o parajes, nombres que se denominan topónimos y entre estos destacamos hoy la peña la Mora, un lugar que guarda entre la naturaleza que ofrece junto al paisaje del Duero a su lado y una serie de esos pequeños detalles que contribuyen a enriquecer con facilidad la serie de detalles de cuantas leyendas se hayan podido relatar al cabo de los siglos.

El lugar que se identifica con la Mora de ojos negros que vive acogida a la ventura del paisaje, de sus hierbas y de sus místicas y bien relatadas noticias, prediciones y hasta casos casi milagrosos quedó al hacer la concentración dentro de la parcela de Salvador Pino Castaño, un vecino de Villaseco, un hombre de mejor madera aún de la que recuerdan sus dos apellidos, Pino Castaño. Al ver que la peña de la Mora dejaba de ser el centro oficial de todo el mundo para llegar hasta ella y disfrutar del atractivo paisaje de la peña y el río ha permitido abrir un camino público a través de su parcela que como consecuencia queda dividida en dos.

Para que nadie se prive -del pueblo o forastero- de disfrutar de aquel símbolo casi mítico. Gracias, Salvador, en nombre de los de fuera por ese detalle, los de casa ya te las habrán dado por esta hermosa lección de civismo que no es muy corriente darse o encontrarse con ella. Gracias.

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/

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