POR JOSÉ DIONISIO COLINAS LOBATO  CRONISTA OFICIAL DE LA BAÑEZA (LEÓN).

Conocí a Felipe Pérez Pollán por los años ochenta, siempre en aquellos actos y eventos culturales que en nuestra Ciudad había. En aquellos años, en La Bañeza hermanados con Castrocalbón, había surgido un grupo de hombres inquietos por la conservación, investigación y divulgación de la cultura en nuestras Comarcas Bañezanas, creándose el I.C.E.B. (Instituto Comarcal de Estudios Bañezanos), que bajo la presidencia de don Maximino Fuertes Descosido, intentamos fuera ese punto de unión de lo que fue en otro tiempo, la Fundación don Juan de Ferreras.

Pero, Felipe Pérez Pollán ya se había establecido en su pueblo natal, Palacios de la Valduerna, había adquirido el viejo torreón de los Bazán y lo que quedaba de muros y desdentadas almenas que, con mucho esfuerzo e ilusión puso de nuevo en pie, haciendo de él un bello jardín poético.

Su logro se funde con su traslado al Instituto de La Bañeza “Órnia”, en donde largos años impartirá Lengua y Literatura Española a cientos de alumnos que por sus aulas han pasado y que siempre le recordarán.Hacía el año 1980, caía en nuestra Ciudad de La Bañeza, un maduro profesor en el Instituto de Enseñanza Secundaria, hoy conocido como “Instituto Ornia”. A su vez, en otra población cercana a La Bañeza, aquella que en años pasados de su nacimiento (1936), fuera señorío de la familia Bazán, Palacios de la Valduerna; se asentaba de nuevo en ella, aquel joven valdornés, que un día saltará el charco para buscar mejor vida en Argentina.

De nuevo en España, en Oviedo, se establecería en esta ciudad asturiana, para terminar aquellos estudios que en Río de la Plata no pudo concluir. Para ello, trabajará como minero y se matriculará en la Universidad de Oviedo, donde obtendría la licenciatura en Filosofía y Letras, rama de Lengua y Literatura Española.

Finalizados sus estudios presentará su Tesis Doctoral, sobre el poeta argentino Ricardo E. Molinari, dirigida por el profesor Osvaldo Horacio Dando. En la ciudad de Buenos Aires, fundará la revista literaria “Cencerro”. Con el título obtenido, aprobará las oposiciones a institutos de bachillerato, consiguiendo plaza en el Instituto Gil y Carrasco de Ponferrada.

Sin embargo, su deseo fue siempre venir cerca de su tierra, a la “Valduerna “, y residir en aquel castillo que un día perteneciera a la familia Bazán. Un lugar ruinoso, lleno de maleza y zarzales, aquel que tantas veces visitó siendo un niño, escaló por el hueco de la torre hasta alcanzar las desdentadas almenas y ver en el horizonte, el monte sagrado del Teleno, otear el montículo del santuario de Nuestra Señora de Castrotierra y en días muy claros, divisar las agujas de las torres rosadas de la Catedral de Astorga.

Felipe Pérez Pollán, profesor del Instituto de Bachillerato “Órnia”, también compaginó su docencia con la Presidencia del I.C.E.B. de la que fue admitido como socio, tras aquella cena de despedida de Maximino. como presidente durante seis años, tenida en el Hotel Madrid. Diré, que a los postres se nos presentaron Felipe Pérez y su buen amigo Antonio Colinas. Tras la buena acogida y alegre camaradería, diré como anécdota que, invitados por Felipe, algunos aquella noche, terminamos viendo la obra que había realizado en su castillo. Allí, en lo que fuera salón de marqueses, bajo el escudo de la familia Bazán, los asistentes, animados por una copilla y la alegría de algunas canciones leonesas (a la luz del molino; jota de La Bañeza; todos somos de León; el herrero y la molinera y otras muchas más), se fraguó ese primer certamen de Poesía a celebrar en el verano de 1984, en el que intervendría el poeta Antonio Colinas.  Aquel estío, sobre los basales de piedra que llevan a la torre, se declamaron los primeros versos y, en la verde pradera, las mozas de la Valduerna lucieron sus trajes típicos, honrándolas el I.C.E.B. con un diploma a todas la que asistieron.

Será en 1989, cundo la junta gestora, decidiéramos nombrar presidente a Felipe Pérez Pollán y en su Castillo de Palacios, y celebrar año tras año, aquel evento cultural y poético que había nacido, “Poesía para Vencejos”.      

FUENTE: CRONISTA