POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA DE ZACATECAS (MÉXICO)
El árbol del colorín es una de las plantas mexicanas que ha trascendido los siglos gracias a sus propiedades medicinales, la toxicidad de sus semillas, pero también a los usos gastronómicos y propiedades saludables, si es que la planta se trata con precaución; además de que es una planta útil para la producción de artesanías con su madera.
En la serranía #zacatecana se pueden encontrar estos árboles con los que desde hace muchísimas décadas, los artesanos los procuran para realizar imágenes religiosas, santos peregrinos y niños dioses para los nacimientos, así como máscaras para los “viejos de las danzas” o “morenos”.
Cuatro de las bondades de esta madera son: la blandura para tallarla, la ligereza de peso, su larga vida y regulan la temperatura (no son calientes como las de plástico). Si de máscaras se trata, no son pesadas ni de dureza grosera para los rostros de quienes las portan por muchas horas.
Por cierto, en Zacatecas tenemos el museo de máscaras mexicanas más grande del mundo… se trata del Museo Rafael Coronel.