POR ANTONIO SANCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA)
Una empresa holandesa de reforestación causa el incendio de Ateca.
La empresa holandesa Land Life Company ha reconocido ser la causante del incendio que ha asolado diversos municipios de la #comarcadecalatayud con el consiguiente desastre medioambiental.
Esta empresa que mercantiliza en la España vaciada la reforestación masiva para vender créditos de compensación de emisiones de gases de efecto invernadero, cuyos trabajos han sido contratados por el Gobierno de Aragón, a pesar de las críticas que genera su actividad entre los colectivos ecologistas y la falta de consenso de los investigadores y las autoridades académicas, se encontraba ejecutando un proyecto con maquinaria pesada, en plena ola de calor y con riesgo extremo de incendio, cuando una chispa prendió el monte y comenzó, el 18 de julio, uno de los más voraces incendios registrados en Aragón, que ha quemado más de 14.000 hectáreas.
La empresa asegura sentirse consternada por lo sucedido y promete una investigación para depurar responsabilidades.
Land Life lleva desarrollando distintos proyectos en España desde 2018 y actualmente busca seguir su implantación con nuevos pueblos que reforestar. En su web, se define como una compañía «tecnológica» de origen holandés con sede peninsular en Burgos y cuyo objetivo es la restauración de tierras degradadas. Su gran negocio es la plantación de árboles a gran escala, unos trabajos que financian con la venta de créditos de compensación de emisiones de CO₂ que convierten cada árbol en una aspiradora de toneladas de carbono y que empresas como Zalando, Repsol o Bosch compran para poder decir que reducen sus emisiones e incluso que llevan al límite 0 su huella de carbono.
La empresa realiza un cálculo de los gases emitidos a la atmósfera por cada empresa que se interesa por el servicio y evalúan cuántos créditos de compensación son precisos para igualar las cantidades emitidas mediante la absorción de carbono de los nuevos árboles plantados.
Lo que pudo empezar como una labor de inversión en proyectos para mejorar el ecosistema se ha convertido en pura especulación y en un negocio sustancioso en crecimiento, por el alto interés de las marcas en colocarse una etiqueta verde adquiriendo estos créditos de compensación de emisiones en lugar de reducir son propias emisiones, llegando a la paradoja de que industrias altamente contaminantes, seguirán siéndolo aunque exhiban un certificado “verde” obtenido por la adquisición de créditos de compensación.
Estas reforestaciones masivas basadas en el negocio priorizan además, especies de árboles de rápido crecimiento y máxima absorción que en no pocas ocasiones no son las que el propio ecosistema precisa.
Estamos en una época en la que “lo verde” está de moda y vende. A todos se nos llena la boca de ecologismo y protección medioambiental y como ocurre tantas veces la inmensa mayoría desconoce que alrededor de algo tan aconsejable y bueno para el planeta, se tejen hilos con importantes vinculaciones económicas. Quienes nos guían, quienes crean estados de opinión no suelen dar “puntadas sin hilo” y abusando de nuestra buena fe siempre aparecen quienes tratan de sacar beneficio de ello, bien sea económico, ideológico o de posicionamiento. No todo lo «verde» es «verde» ni todo lo «verde» es necesariamente bueno.