Muy involucradas en esa Obra Social en sus principios fueron las Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo, que con fecha 23 de mayo de 1951 acordaban mediante un convenio firmado entre el padre Navés y la superiora general de Josefa María Albert, para que las religiosas prestaran su servicio en las dependencias instaladas en la Avenida de la Estación. Para ello, dicha Orden se comprometía a aportar un mínimo de cuatro religiosas, que residirían como comunidad en sus instalaciones. Su labor sería la elaboración de la comida y servirla en el comedor a los obreros, así como la conservación de los alimentos y la limpieza del citado comedor. Con fecha 6 de junio de 1951, el obispo José García Goldáraz, autorizó la instalación de una Comunidad en la citada Obra Social, siendo la superiora la madre Piedad Grau Rodríguez. Sin embargo, no tenemos constancia hasta qué fecha prestaron servicios las carmelitas en la Obra Social.
Por otro lado, el padre Navés, también puso los ojos en el acogimiento de niños desprotegidos de Orihuela y su comarca, así como del resto de España, con objeto de darles una formación integral, desde el aspecto espiritual al laboral, habilitando para ello unos almacenes en la zona de los Andenes de la Estación.
Pero, para un mejor conocimiento de esos principios vamos a recurrir a la novela «Te espero en Orihuela vida mía» de Hilarión Lillo Roche, en la que, al margen de la subjetividad que conlleva este género literario, máxime si tenemos en cuenta que en ella atisbamos muchos aspectos autobiográficos; nos da noticia de lo acaecido entonces. En la novela, uno de los personajes es el jesuita «padre Tomé», en el que, en el fondo encontramos a Ramón Navés, creador según se indica de la Congregación de María Inmaculada y San Luis Gonzaga, conocida a nivel popular como Congregación Mariana o Congregaciones Marianas. El hijo de San Ignacio, según Hilarión Lillo, a fin de «ganarse a la juventud de la ciudad había abierto un local en una amplia planta baja, con juegos de salón, billar, ping-pong y ajedrez. Había una capilla y un padre jesuita de unos 45 años, un catalán muy carismático que entablaba relación con cada uno de los jóvenes tratando de captar su voluntad».
Hilarión Lillo, fue el colaborador más directo del padre Navés y le auxilió en la puesta en marcha de un proyecto de carácter social muy ambicioso como era la creación de una «escuela laboral para niños pobres», que sería el germen del Patronato San José Obrero. Para ello, los jesuitas lograron que el padre de un alumno les cediera gratuitamente un almacén vacío en los Andenes de la Estación, enfrente de la Glorieta de Gabriel Miró y frontero al mismo también les cedió un chalet para ser utilizado como oficina administrativa. El almacén fue dividido con tabiques, construyéndose una cocina, comedor y dormitorio con camas dobles. El proyecto, según Lillo se llamó como «Obra Social Mariana», que empezó a dar sus frutos con los talleres allí instalados de carpintería, zapatería y sastrería, comenzando a recibir niños procedentes de las Juntas Provinciales de Protección de Menores de toda España.
FUENTE: https://www.informacion.es/vega-baja/2022/08/07/congregaciones-marianas-73143766.html