POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Ayer , ¡qué cosas! , desgranando comentarios en el Facebook encuentro uno , para mi en cierto modo sorprendente, que «anuncia» un proyecto de ley destinado a PROHIBIR la reproducción de «animales de compañía o mascotas» excepto en aquellos casos de «negocios profesionales» destinados a ese fin.
Supongo que con ello se pretenda evitar la profusión de «animales callejeros» y , también, garantizar la pureza de razas de animales domésticos de compañía.
Y , claro, uno que es viejo y aún conserva la memoria, recuerda vivencias que tienen su gracia. Les cuento algunas.
.- LOS DIEGOS VAQUEIROS.-
Cuenta don Bernardo Acevedo en «Los vaqueiros de alzada en Asturias» (Oviedo l893), que entre las gentes de esta etnia no bautizan a niño alguno con el nombre de DIEGO . Ello es debido , parece ser, que en el siglo XVII, un alto gobernante asturiano llamado DIEGO DAS MARINAS pidió al rey que dictase una orden obligando a CASTRAR a todos los varones vaqueiros para evitar la propagación de esa raza.
Evidentemente, tal orden nunca se dictó . Pero ello no impidió que esas gentes no deseen el nombre de DIEGO para sus niños y que en sus prácticas devotas siempre recen un Padrenuestro «para que Dios nos libre de otro don Diego».-
.- LA PERRITA PEQUINESA.-
Angel Sampedro Montero, «Angelillo» (1908-1973) fue un famoso cantante de coplas, algunas muy conocidas como «La hija de Juan Simón» , «la ovejita lucera»… que fueron reproducidas después por otros cantantes famosos como Pepe Mairena, Antonio Molina, etc.
Pepe Mairena interpretó en los años de 1957-1960 una canción muy popular y pegadiza, con letra de Francisco Almagro, quizá inspirado en la película de Disney «La dama y el vagabundo» (1955), que se titulaba MI PERRITA PEQUINESA .-Decía así su «primera parte» :
«Mi perrita pequinesa
la esperaba en el portal
un canito de lunares
que la vino a enamorar.
Como no era de su raza
para evitar un desliz,
encerrada en la cocina
dejé a la pobre infeliz.
Pero el amo.o.o.or ,
que nada entiende ni de razas ni colores;
con el mira-a-a-aar
unió por siempre dos felices corazones.
Porque el amo-o-o-oor
va caminando de la mano del dolor.
¡Ay, el amor! ¡Es el amor!. ¡Viva el amor!»
Y los que somos de «pueblu» recemos un «Padrenuestro» «pa que Dios libre a nuestros a animalinos de casa de una castidad no deseada».-