POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Sí un gran gastronomo como fue Alejandro Dumas decia que el mejor destino de las ensaladas, ya bien aliñadas, era el de tirarlas por el balcón, los «paisanos del mío pueblu» suelen aconsejar que «a les setes y a los caracoles hay que daios col gueyu la fesoria».
Las gentes asturianas, en su historia alimentaria, siempre fueron micofobas ; y es modernismo reciente su «entrega mental» a la micofilia, cambio debido al esfuerzo didáctico de multitud de sociedades micológicas existentes en nuestro Principado.
No obstante ese encomiable esfuerzo divulgador de esas asociaciones, los consumidores, ante una posible duda de clasificación del producto recolectado, se inclinan por comprar «ejemplares de cultivo» como pueden ser las Pleurotus ostreatus, las
Shiitake, o los CHAMPIÑONES.
En su historia, el champiñon era (y sigue siendo) una seta silvestre, de ahí su nombre botánico de Agaricus campestre L.- Dado el agradable olor y sabor de su «carne», que recuerda a la de la avellana verde, y la facilidad de su adaptación al cultivo, en la actualidad se opta por esta faceta que es la que surte mayormente los mercados.
Cómo dato curioso les diré que es en la actualidad la seta más cultivada en el mundo.
Dentro de las variedades de champiñones de cultivo destacan el Agaricus bisporus Lange, muy de otoño, invierno y primavera ; y el Agaricus bitorquis Quel, más propio de verano.
Bueno, bueno, bueno…
Y cómo se preparan los champiñones?
Pues desde crudos en ensalada, asados a la plancha, guisados a la riojana, en revuelto con lo que gusten ustedes… hasta, si son de buen tamaño, rellenos de lo que deseen.
En CASA PRUDO optamos por esta receta.
1. Compramos una bandeja con 7 champiñones grandes. Les eliminamos el pie, la cutícula exterior y las laminillas del sombrero para, así, aumentar su «hueco «
2.- Preparamos un sofrito con media cebolla y un pimiento italiano verde picados muy en menudo. Le agregamos 14 colas de langostinos y rehogamos.
3.- Asamos a la plancha los champiñones y en su punto de «color avellana» los rellenamos con el sofrito anterior.
4.- Se disponen en una fuente y se bañan con una salsa ligera hecha con las cabezas de los langostinos. Si se desea, pueden complementarse con trozos (mitades) de huevo duro..