De hecho, insistió en que «todos queremos que nuestros hijos y nuestros nietos conozcan un monasterio recuperado en un entorno natural limpio», y llegó a calificarlo de «un gigante despojado de sus principales riquezas y muy herido», por lo que, insistió, «no podemos dejar de reivindicar una vez más su puesta en valor, y, algo más, la recuperación de su espíritu de fraternidad en estos tiempos de conflicto». En este sentido, resaltó «el trabajo de las asociaciones que demandan su restauración y el de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que se están moviendo por medio mundo para intentar recuperar el mobiliario perdido».
El pregonero informó de «la puesta en marcha de un proyecto que pretende conseguir que Cartagena sea declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO», en el que «el acento principal de la idea es la apertura del municipio al Mediterráneo, la interculturalidad histórica de pueblos de todas sus orillas que han tenido a Cartagena como centro de una variada actividad comercial y cultural. Y San Ginés de la Jara es una figura fundamental, dentro de este espíritu de la Cartagena abierta al mundo».