ARTÍCULO ENVIADO POR ANTONIO MARCHAMALO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE HUMANES Y DE SUS AGREGADOS (GUADALAJARA).
Baldomero Perdigón Puebla nació en Alcalá de Henares en 1938 y murió en su ciudad natal en 2019. Un hombre importante para la cultura complutense, utilizó la fotografía de manera natural, intuitiva y como sólo las personas tocadas por la genialidad saben hacerlo. Consiguió el medio perfecto para transmitir sus poemas visuales, sus recuerdos, sensaciones y las emociones de una ciudad que para él lo era todo.
La primera cámara que le regalaron sus padres (su padre era comerciante en el antiguo mercado municipal), 500 pesetas de la época, fue un tesoro para aquel chaval que comenzaba a descubrir el mundo. Una vez descubierto, se entregó en cuerpo y alma a su ciudad. Fue una larga y maravillosa relación, convertida en soporte imprescindible para conocer la realidad de Alcalá de Henares durante la segunda mitad del siglo XX.
Baldo también fue amigo, mío y de todo aquel que le conocía; hombre de sabia humildad, orgulloso del pasado de Alcalá de Henares, era condueño, enamorado de su familia, lograba como nadie trasmitir afecto.
Hay una foto de Baldo que siempre me ha llamado la atención. En la calle Avellaneda, como era antes, un señor tapa el alfiz de un puerta, parece fumar, detrás se intuyen dos señoras, en la esquina, una niña se tapa la cabeza, sol, arquitecturas, nada y casi todo el mundo unido en una sensación de tiempo y luz. El tiempo pasa, parece estar diciendo la estampa, pero tranquilidad, hay que asumir esta realidad, que ya no nos pertenece, pero como fue nuestra, me la quedo atrapada en el instante de emoción que sentí cuando formé parte de ella. Baldo no sólo hacía fotografía, el artista coleccionaba instantes de luz, el alma del tiempo parado en el momento en el que se vive.
Paro además Baldo era un gran técnico. Llegó a serlo gracias a su pasión y de manera intuitiva y sabia daba a su obra la pincelada genial, el sfumato que sólo el maestro es capaz de transmitir para convertir el cuadro en una obra maestra.
El arte de la fotografía como recuerdo, luz, instante, pasión, literatura, narración…, cuenta con un nuevo maestro alcalaino. Baldomero Perdigón Puebla, narrador de instantes, se merece un lugar en el parnaso complutense, donde seguro, como poeta, mora ya junto a los más grandes.