PREGÓN DE MOROS Y CRISTIANOS DE MURCIA 2022
Sep 07 2022

MENCIÓN A ANTONIO ÁNGEL BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA

Fue en 1983 y tal día como hoy, un 5 de septiembre cuando se celebró al que llamaron «el gran desfile». Contaba la prensa que miles de personas andaban ataviadas con atuendos de época. Pero lo más importante era que nacía una fiesta con dos particularidades novedosas. Una, su laicidad. Otra, la incorporación de las mujeres en igualdad, algo que muchos hoy se esfuerzan en destacar pero que la Fiesta de Moros y Cristianos de Murcia ya puso en marcha, con total normalidad, hace casi 40 años.

Comienzo este Pregón recordando aquel desfile porque de aquella exitosa y valiente iniciativa se cumplirá el año que viene su 40 aniversario. Por tanto, con humildad les propongo que arranquemos hoy mismo las celebraciones, aunque sin duda la gran fiesta de 2023 será para el recuerdo.

No vengo esta noche ante ustedes como periodista, sino como un murciano más enamorado de las celebraciones que hoy tengo el inmenso honor de pregonar.

Honor, porque resultan tan importantes en nuestro calendario festivo que sin ellas no entenderíamos lo que es Murcia. Y honor, porque desde pequeño he vibrado y disfrutado con ellas y cuento entre kábilas y mesnadas con no pocos amigos.

También porque sucedo en estas lides a tres grandes periodistas, también amigos, que pregonaron en los últimos años estas fiestas: Yayo Delgado, Alfonso de la Cruz y Antonio Botías.

Espero, de todo corazón, estar esta noche a la increíble altura de lo mucho que representan los Moros y Cristianos para esta ciudad y para esta Región.

Alcalde de Murcia

Delegado del Gobierno

Consejero de Presidencia, Turismo, Cultura y Deporte

Presidente de la Federación de Moros y Cristianos, querido Javier, y su Junta

Concejales y miembros de la Corporación

Infante Alfonso, Rey Cristiano y su dama

Aben Hud, Rey Moro, y su favorita

Abanderadas, Festero del Año

Colegas de la prensa

Espectadores de La7

Familia, señoras y señores

Tres años hemos tenido que esperar para que llegue este momento. El momento de volver a vivir en plenitud nuestra querida fiesta. Qué duro y qué largo se ha hecho. Cuántas perdidas y cuánto dolor hemos tenido que superar. Pero así es la vida, así es la historia, llena de alegrías, pero también de muchas lágrimas.

Hoy quedan por fin atrás años de mascarillas, de restricciones y distancias de seguridad, de no poder tocarnos ni desfilar juntos. Hoy, aun conscientes de que el peligro no ha desparecido por completo si que ha llegado el momento de vivir nuestra Fiesta en todo su esplendor.

Este año, no habrá pandemias, lluvias, tormentas, rayos o centellas que nos impidan salir a la calle y celebrar -como antaño- nuestras costumbres que son la expresión de un pueblo que se siente orgulloso de su pasado y mira con ilusión su futuro.

Mi compromiso, el compromiso de La7, la televisión autonómica de todos los ciudadanos de la Región de Murcia, es contar todo lo que pasa en nuestra tierra y este año -con más motivo que nunca- toca volcarse con la fiesta de Moros y Cristianos.

Aunque todos admiten el año 1983 como el de la fundación de la fiesta actual, hay que recordar que ya dos años antes se organizaron actos para celebrar el aniversario de la fundación de la ciudad. Al año siguiente, las calles de Murcia fueron tomadas por Moros y Cristianos de Orihuela, lo que supuso el último y decisivo paso para su instauración.

La historia recuerda a los cinco grupos fundadores: Mudéjares, Abderramán II, Ibn Arabí, Ibn Mardanish y los Caballeros del Temple. A ellos se sumaron más festeros de Abanilla y Orihuela. La Asociación estaba entonces presidida por Antonio Albaladejo.

Ocurrió un domingo. Por ello, al día siguiente solo informó de la noticia el semanario ‘Hoja del Lunes’. Y no escatimó halagos. El desfile arrancó pasadas las nueve y media de la noche, con algo de retraso, seguro que por culpa de la inexperiencia que lógicamente reinaba en esos inicios.

De hecho, los Caballeros de Nuestra Señora de la Arrixaca decidieron no desfilar en el último momento, según la prensa, «por miedo a las improvisaciones y a no dar el mínimo exigible».

Hasta diez bandas de música, que costaron entre todas un millón de pesetas de la época, acompañaron al gran cortejo. Fue lo más costoso. Los trajes corrieron a cargo de los festeros, cuyo número ascendía a 250 personas, a quienes se sumaban otros muchos repartidos en las distintas kábilas y mesnadas. Ese día los Cristianos del Temple abrieron el desfile, seguidos a corta distancia por las numerosas bandas de música.

Respecto a los moros, el mismo periodista concluyó que desfilaron mejor: «Iban ataviados -dijo- con lujosos terciopelos y adornos de lentejuelas, plata y oro».

Era el comienzo de una apuesta por la historia, la cultura y la diversión que se convertiría, en muy pocos años, en cita ineludible durante nuestra Feria de Septiembre.

Digo más, gracias al esfuerzo de kábilas y mesnadas, gracias al trabajo incansable de todos los que formáis parte de esta fiesta. Moros y Cristianos se ha convertido -por derecho propio- en columna de vertebral de los festejos que cada año vuelven a la capital tras los meses de verano. Sois ya el espejo sobre el que mirarse si queremos ser plenamente murcianos.

Después de tantos años junto a vosotros, he aprendido a emocionarme con el Desfile de la Entrada, a sentirme orgulloso al contemplar la fundación de Mursiya y a comprender la inmensa herencia cultural que poseemos y que bien se representa con la entrada del Infante Alfonso de Castilla y la posterior Entrega de llaves de la ciudad.

Todo murciano, para serlo de verdad, ha de contemplar alguna vez en su vida, como si de una improvisada Meca se tratara, esa Entrada que nos representa el sentimiento de todo un reino condensado en nuestra Gran Vía.

Esa Gran Vía bajo cuyo asfalto aún retiembla el remoto plano medieval de la ciudad y que se convierte en un teatro festero e histórico, galano y espectacular, henchido de tradición desde aquel remoto año de 1488 cuando, para agasajar la llegada de los Reyes Católicos a Murcia, se organizaron justas de Moros y Cristianos.

Aquellas fiestas llenaron de júbilo el ánimo de nuestros ancestros, recordando así la herencia del Rey Sabio, quien inmortalizara su amor por este Reino, y su devoción a la Arrixaca, en sus espléndidas cantigas.

Cuando el cielo murciano se ve sorprendido por las notas cadenciosas de las marchas moras y las aguerridas marchas cristianas, cuando las mesnadas y kábilas toman cuerpo en los festeros murcianos, cuando el Infante Alfonso de Castilla y el Rey Aben Hud de Mursiya se reencarnan año tras año por ese milagro de la Fiesta, por ese sueño de hacer posible lo imposible, algo especial crece en nosotros.

Han pasado muchos días de trabajo, de sacrificio, de nervios, de entrega, de generosa entrega que nos exige lo mejor que tenemos como espectadores: el aplauso.

El aplauso a vosotros, queridos amigos, sin los que la Fiesta no existiría y Murcia sería menos Murcia. Y este humilde pregonero sería menos murciano.

Desde mi nombramiento, aparte de muchas felicitaciones de tantos moros y cristianos que llevaré prendidas para siempre en mi corazón, también me habéis preguntado algunos con qué kábila o mesnada me quedaría si tuviera que elegir una.

Mi respuesta inmediata siempre fue y es la misma: con ninguna. Con ninguna, porque resultaría imposible decidirse solo por una. Ni con dos, ni tres, ni cuatro… Imposible.

Yo siempre admiré a Jaime I y su forma galana de desfilar por la Gran Vía. O esos sones de batucada que ya lo identifican cuando su estruendo y algarabía colman la ciudad de tan espléndidos sones.

Sois grandes y atesoráis corazones inmensos. Corazones que cada año acercáis al hospital de La Arrixaca para alegrar a aquellos pequeños que más lo necesitan. Enhorabuena por tan espectacular labor solidaria.

Si menciono Arrixaca, al instante me viene a la mente otro grupo indispensable en estas fiestas: Santa María de la Arrixaca que cada año celebra ofrenda ante su patrona, que la fue de todos los murcianos hasta hace un par de siglos. Por Ella volveremos a brindar con grifo estos días hasta que el amanecer nos sorprenda. También brindaremos con alegría por nuestro Infante Alfonso de Castilla, que hogaño encarna Francisco Ruano Gómez, a quien acompaña en tan alta responsabilidad la Dama Isabel Navarro González.

Aprovecho que hablo de Jaime I para enviar un fuerte abrazo a mi amigo Javier Arenas, quien me embarcó en estas difíciles lides de pregonar. Enhorabuena también a ti, querido Javier, por tu reelección como presidente.

Muchas son las razones por las que Jaime I es una mesnada de prestigio. Como le sucede a San Juan de Jerusalén, que cuando menos, tiene otros ocho argumentos para sentirse orgulloso de su historia. Ocho argumentos como puntas de cruz que adornan su mesnada. Y ocho mil suspiros damos todos al celebrar las bodas sanjuanistas.

¿Qué podría destacar de Fernando III? ¿Acaso su gran estandarte donde brilla la pedrería sobre el fino terciopelo labrada? ¿O acaso esa legión de niños que augura un magnífico futuro a esta mesnada? Se bien de lo que hablo porque yo tengo tres hijos: Mar, María y Juan, ellos son nuestro futuro. Ante todos vosotros me comprometo a que conozcan, valoren y vivan esta fiesta que con tanto cariño formáis y que tantos valores transmite.

De nuevo, insisto, no sabría qué elegir. Y eso me sucede con los Templarios, remotos monjes guerreros que cada año demuestran su elegancia y tronío en todos y cada uno de los actos que convocan.

Fama tiene en el campamento su sitio, que no pocos murcianos visitan cada atardecer para degustar con vosotros las esencias de esta bendita tierra. Y con vosotros quiero también degustarlas yo mientras brindo con nuestro Festero del Año 2020 hasta hoy mismo, Luis García Martínez, historia viva de estos festejos y una de esas personas con las que uno siempre aprende algo de la fiesta, de la tradición y de la vida misma. Enhorabuena Luis por tan merecido reconocimiento.

Algo similar, y me refiero a la elegancia y la belleza, atesoran los caballeros y damas de Santiago, esos que engalanan su pecho con una cruz cuyas raíces conectan directamente con sus corazones y con los de cuantos hemos tenido la suerte de verlos desfilar.

Caballeros como los del Infante Juan Manuel que rendís cada año tributo al Rey Sabio y en el ajedrez sois insuperables. Caballeros que entre el estruendo de la pólvora conducís vuestro ariete con tanto ímpetu como ganas de celebrar estos apasionados días que se avecinan.

Jornadas festivas, es cierto, pero también de memoria emocionada para la inmensa historia que atesora nuestra Murcia. Y para aquellos grandes murcianos que ya se han convertido en leyenda…

Y si hablamos de murcianos que pasaron a la historia como no recordar a Ibn Arabí, el aún hoy respetado místico para millones de musulmanes y cuyos primeros pasos dio en esta tierra y aquí, también, descubrieron por vez primera sus ojos la belleza de la vega y su río.

Entonces la llamaban Mursiya. Eso bien los saben los Almorávides que adornan su kábila con tan histórico nombre y sus cuerpos con manticas de bordados que recuerdan, en sus requiebros de hilo que componen flores, la huerta y sus costumbres.

¿Habrá costumbre más arraigada, por cierto, que brindar con leche de camella con los moros de Abul Abbas? Creo que no. Y más en un año en que nuestro Rey Aben Hud pertenece a tan noble grupo. Felicidades Domingo Hernández Pujante y su Dama Ángeles Roses Lisón. Os deseo que disfrutéis de estos instantes, que por fin, podemos vivir en toda plenitud. Estoy convencido de ello.

Como también lo estoy de que no existe mayor belleza que ver desfilar en la triunfal entrada a Abenamar y luego, otra vez, brindar. Pero en esta ocasión lo haremos con jaque mate, que a la mismísima gloria bendita musulmana nos sabe.

Hasta la gloria misma también elevó esta ciudad otro mítico murciano: Aben Mardenis, el legendario Rey Lobo que pronto veremos celebrar su procesión del pan y los higos y ver cómo sonríen esos pequeños lobeznos, de nuevo la simiente mora de tan pregonada fiesta. Son pequeños, pero no menos festeros. Pongo por caso a Elena Villar López, que este año tiene el honor de ser la Abanderada Infantil y que representará a su kábila, ya lo verán ustedes, con emoción, entrega y elegancia.

Os invito a todos a vibrar de nuevo con ella. A admirar el paso de los Mudéjares y de Adberramán, a saborear esos buñuelos tan solicitados mientras en el corazón de la urbe retiemblan los sones de los alardes de los Almohades. De igual forma vibrará, estoy seguro, el corazón de Desiree Castillo Díaz, nuestra Abanderada de la Federación de Moros y Cristianos 2020 y a la que deseo que exprima hasta el último instante de tan señaladas fiestas.

¿Tengo o no tengo razón en concluir que resultaría imposible decidirse por una sola kábila o mesnada? Si una sola faltara ya no existirían estas fiestas de Moros y Cristianos, pues todas sois absolutamente necesarias para seguir recordando la interminable historia de una tierra que se convirtió en el principal reino de Europa. De aquella gloria, sin duda, aún quedáis vosotros como auténticos rescoldos muy encendidos de la tradición y cultura que vivieron nuestros ancestros.

Queridos amigos. Solo deseo que este año disfrutemos todos de los muchos actos que nos aguardan. Y, sobre todo, del nuevo campamento, que abre sus puertas en un lugar más digno del que antaño tuvo. Cierto es que todo es mejorable y que habrá que trabajar mucho para engrandecer el nuevo emplazamiento.

Será esa nuestra base para acudir -todos a una- al bello Desfile de la Entrada, a la hermosa representación de la fundación de Mursiya, a la llegada del infante Alfonso de Castilla y la posterior entrega de llaves de la ciudad.

A partir de hoy me uno a vosotros en la justa reivindicación de que esta fiesta sea reconocida internacionalmente. Allá donde vaya los próximos años pelearé por ello y podréis contar conmigo.

No nos olvidaremos ni esta noche ni esta semana de festejos, fuego y música, de los compañeros y familiares que nos han dejado en estos últimos años de pandemia. Precisamente por ellos debemos hacer aún más grande la fiesta.

Y también por los nuevos festeros que han nacido en estos años de dificultades, confinamientos y mascarillas. Ellos son el futuro de la fiesta, de Murcia y de la historia que hoy, 800 años después, seguimos -entre todos- escribiendo.

Y como cantó el cronista en alguna ocasión, solo resta anunciar:

«Huestes del Rey don Fernando, caballeros de Santiago,

de San Juan de Jerusalén, de La Arrixaca y del Temple,

nobles de don Juan Manuel, Insigne Embajada Mora

Almorávides de Mursiya, siervos de Abeniyad,

Mudéjares de alta cuna, sufíes de Abull Abbás,

Moros Almohades y de Adberramán

Aben Mardenix, Rey Lobo, hombres valientes sin par

¡Abiertas aguardan las puertas, venid sin demora, llegad!

¡Qué Murcia se ha puesto de fiesta!

¡No dejadla descansar!

¡Qué vibre la urbe entera! ¡Enseñadla a disfrutar!

¡Y que sea un año de fiestas, de historia y de hermandad!

¡Vivan Moros y Cristianos! ¡Viva Murcia!

FUENTE: https://www.laverdad.es/feria-murcia/morosycristianos/pregon-moros-cristianos-20220905185302-nt.html

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