POR MARI CARMEN RICO NAVARRO, CRONISTA OFICIAL DE PETREL (ALICANTE).
En nuestro recuerdo están los maestros y maestras con los que pasamos mucho tiempo de nuestra infancia. Además de transmitirnos conocimientos marcaron nuestra vida en los años más tempranos. Aprovechando que empieza el curso escolar queremos recordar dónde se ubicaban algunas clases y también a los maestros y maestras que, a lo largo de la historia, pasaron por las escuelas y enseñaron a los niños y niñas de Petrer. Unos lo hicieron en la escuela pública y otros en la privada. En esta ocasión, daremos un repaso para conocer quiénes fueron algunos de ellos y dónde impartieron clase.
Una de las primeras noticias referidas a maestros de la que tenemos constancia documental es la historia de una permuta. En 1887 D. Salvador Quereda estaba destinado como maestro en Petrer y D. Luis Chorro Castelló (1859 – Elche, XII-1928) en Jávea y, éste último quiso venir a Petrer y permutó con Quereda. El pueblo contaba con 3.409 habitantes y la escuela de niños pasó a dirigirla Luis Chorro, con un sueldo de 1.100 pesetas anuales. La escuela de niñas estaba a cargo de D.ª Purificación Noguera con idéntica remuneración. Luis Chorro estuvo de maestro de 1887 a 1899 y en 1926 se le puso su nombre a una calle.
A comienzos del siglo XX la escuela de niñas se encontraba en la calle La Fuente, detrás de la iglesia, en dirección a la rambla, poco tiempo después se trasladó a la calle Alfonso XII (José Perseguer) n.º 2 y en el año 1912, D.ª Ignacia Mondéjar impartía clases en el primer piso de esa casa, en lo que poco después se convertiría en fábrica de Luis Villaplana y años más tarde en la tienda de confección de Leonor Maestre Leonoreta. Otra maestra que hubo en Petrer, en el año 1914, fue D.ª Lola, que tenía su clase en la calle Gabriel Payá, enfrente de lo que posteriormente fue la casa de la familia Villaplana. Más tarde, en esa misma vivienda vivió el célebre maestro D. Manuel Caparrós.
A mediados de los años 20 del pasado siglo las chicas iban a un mitjanet habilitado en la calle Gabriel Payá. Era escuela pública y entre las maestras que dieron clase en esta aula se encontraban D.ª Ángeles León (1927), D.ª Milagros Sempere Barrachina y D.ª Amparo Llabrés; éstas dos últimas eran oriundas de Valencia y también impartieron clase en el colegio Primo de Rivera.
Los chicos iban a la escuela ubicada en el edificio que se construyó en la calle Abadía n.º 2 (Cura Bartolomé Muñoz) lindante con la plaza de la Constitución (plaça de Baix), este edificio en 1964 se convirtió en la biblioteca municipal y en la actualidad es la Tourist Info. En el año 1915 era maestro de la misma D. Francisco Echávarri. Tenía una clase muy numerosa y de muy distintas edades. En las unitarias un solo maestro o maestra debía dar clase a niños o niñas de todas las edades entre los 5 y los 12 años; sin embargo, en las graduadas el alumnado se distribuía por edades, formando grupos más homogéneos en cuanto a los conocimientos y favoreciendo el trabajo escolar y la mejor atención del mismo. Después estuvieron de maestros D. Julio Crebert y D. Manuel Soler y posteriormente D. Manuel Caparrós. En la década de los años 20, esta unitaria se dividió en otras unitarias y en septiembre de 1927 las cuatro escuelas de niños y niñas (números 2 y 3), se trasladaron a la actual calle Antonio Torres. La estancia de alumnos y maestros en estos locales se mantuvo hasta que se construyeron las escuelas graduadas de Primo de Rivera.
En Petrer, entre 1925 y 1930 se aplicaron algunos criterios de escuela graduada por lo que los alumnos se agrupaban según la edad, sin embargo, la concepción de graduada en toda su amplitud no se desarrolló hasta 1931, año en que se constituyeron oficialmente por orden ministerial. Posiblemente la primera escuela unitaria disgregada fue la que estaba situada en un último piso de la actual calle Pedro Requena, era la casa de Francisco Verdú, Paquet el de Manel. Durante la Guerra Civil este local se incautó y fue la sede de la CNT. El primer maestro de esa unitaria fue Salvador Aldea que posteriormente fue inspector de primera enseñanza y jefe de inspección en Castellón. En el año 1928 impartieron clases en ese mismo lugar D. Vicente Ramón Monzó y D. Miguel Payá Tort.
En lo que hoy es la Tourist Info, se quedó D. Manuel Caparrós, que impartía el primer grado, y en las aulas habilitadas en la calle Antonio Torres impartía el tercer grado D. Miguel Payá Tort, natural de Cocentaina, y había también una clase de chicas en el curso 1927-28.
La segregación o división de una sola unidad a varias supuso una verdadera revolución en la enseñanza marcada por la diferencia característica entre unitarias y escuelas graduadas más o menos normalizadas. Los maestros de unitarias eran formidables y les costó mucho adaptarse a un sistema graduado.
Durante la Segunda República se produjeron en Petrer cambios en el nombre de las calles que también afectaron a algunos centros oficiales. En este sentido, en la sesión plenaria de 10 de junio de 1931, se acordó dar al grupo escolar al que desde que se hicieron los planos del mismo consta como Primo de Rivera el nombre de Justicia, en vez de Rodolfo Llopis, por haber renunciado éste a dicho honor. Rodolfo Llopis fue director general de Primera Enseñanza durante la Segunda República, en la que se defendió una escuela pública, laica, unificada, respetuosa con las peculiaridades de las nacionalidades y regiones y pedagógicamente activa. Pero el colegio nunca llegó a ser conocido como “Justicia” y popularmente siempre fue designado como “escoles del govern” o “escoles nacionals” o “el Primo”.
Fueron muchas las escuelas privadas que hubo en Petrer y para conocer tanto éstas como las públicas, así como para tener una visión completa sobre la historia de la enseñanza en nuestro pueblo, es necesario leer el libro del maestro Pascual Díaz Amat, «La enseñanza en Petrer siglos XVII-XX» (2001) y desde estas líneas os invito a hacerlo. Está a vuestra disposición en las bibliotecas municipales de Petrer, pero si lo preferís podéis descargarlo gratuitamente en bibliopetrer.petrer.es
Todavía hoy muchos recuerdan con cariño a los maestros que lo dieron todo para que sus alumnos aprendieran sus primeras letras y de los que recibieron la educación más básica. Y nos gustaría terminar con dos frases referidas a la enseñanza que tienen un significado especial. El teólogo alemán Martín Lutero en el siglo XVI dijo: “Cuando prosperan las escuelas, todo prospera” y la pensadora Concepción Arenal tres siglos después dijo: “Abrid las escuelas y se cerrarán las cárceles”.
El día 12 de este mes se inicia el curso escolar y qiuero desear a los alumnos y a los docentes que tengan un buen curso y a los padres que se preocupen porque la educación es el camino y es tarea de todos.
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