POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
En las tertulias que, con frecuencia, se celebraban al amparo del célebre almendro de la finca de Ernesto Ríos Torrecillas, el más antiguo era Rafael Hernández que año tras año venía desde los campos de Blanca, con su ganado para que pastaran en los rastrojos de cereales; hasta que, al quinto año, se quedó, de forma definitiva, a vivir en el paraje de «los tollos, de Ulea», al casarse con la hija de los caseros, llamada Juana Antonia; cuando dichos terrenos eran de secano.
Allí formó su familia y, de su matrimonio, les nacieron sus hijos Juana, Josefa y Evaristo.
Todo ocurrió a principios del siglo XX. y desde entonces, este fue su paradero; cuidando de sus tierras y su ganado, para mantener a su familia.
Con una seriedad inusitada nos relataba que todos los terrenos de «los tollos» eran de secano y siempre estaban mirando al cielo para implorar que derramara las necesarias lluvias, para las personas, las tierras y el ganado.
Allí se cultivaban, al albur de las aguas caídas del cielo, cereales- especialmente trigo y cebada, almendros, algarrobos, viñedos y algunas yerbas silvestres para los animales
Así ocurrió, hasta que haciendo una pausa, dijo el día 8 de diciembre del año 1922 se constituyó la Sociedad de Regantes «La Purísima de Ulea».
Yo, con mis pocos años, le escuchaba y contemplaba como si fuera un ser superior. En efecto, «para mí, lo era».
Fuente: J.C.E.