PARTICIPA FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
«Dar voz a todas aquellas vecinas del concejo parragués que se ganaron la vida con empleos habitualmente minusvalorados y hasta marginados, pero indispensables para el desarrollo de la economía local». Es el objetivo de la exposición ‘El trabajo de las mujeres en Parres’, más de una veintena de retratos de mujeres que «con su sudor sacaron adelante familias enteras en los duros años de la posguerra española».
Una iniciativa del proyecto ‘Los mayores, nuestro pilares, ahora nuestro compromiso’ de la Asociación El Prial y que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Parres y el Principado. El autor de las imágenes es el fotógrafo Xuan Cueto, y de la recogida y redacción de los testimonios se ha encargado la periodista Cristina Corte. Las mujeres protagonistas de los 21 retratos inauguraron ayer la exposición en la Casa Municipal de Cultura Benito Pérez Galdós, en Arriondas. «Aquí se pone cara a dos decenas de mujeres que representan a muchísimas otras de nuestro concejo que trabajaron duramente, y que se merecen el aplauso y homenaje que no tuvieron ni ellas, ni tantas otras que ya no están entre nosotros», destacó el cronista oficial de Parres, Francisco José Rozada. La muestra podrá visitarse hasta el 31 de octubre, de lunes a viernes, de 10 a 13 horas y de 16 a 20 horas.
Las protagonistas son remalladoras, molineras, modistas, churreras, guisanderas, tenderas o mondongueras nacidas en los años treinta del siglo pasado. «Titulares de saberes y oficios hoy casi en peligro de extinción». La más longeva, con 104 años, es Herminia del Blanco, vecina de la quintana de Los Trillones. Mujeres rurales, todas ellas, que «tras completar arduas y largas jornadas de trabajo por cuenta ajena, aún sacaban fuerza al llegar a casa para ayudar a la familia en faenas del campo como cuchar, sembrar, sallar y arrendar la tierra o catar las vacas. Sobre sus hombros recaía, además, la responsabilidad en exclusiva de tareas domésticas no remuneradas como cocinar, coser o higienizar la ropa. Por si esto fuera poco, se hicieron cargo del cuidado de las personas mayores y niños dependientes que había en sus casas, y en las de las vecinas», relata Corte en sus textos.
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