POR OSCAR GONZALEZ AZUELA, CRONISTA OFICIAL DE LAGOS DE MORENO (MÉXICO)
Señor Presidente:
Enterado estoy de sus críticas hacia mi persona basadas en que a usted no le sucederá lo que a mí con mi sucesor -que según usted debió haber sido Mújica-; porque sí será capaz de imponer al suyo que se encuentra entre quienes denigra con el trato de corcholatas, una de las cuales será la buena, misma que ya debe tener en la mollera por lo que a los demás los andará solamente mareando y habrá de traicionar en su momento como es su costumbre.
Recuerdo haber rechazado habitar en el Castillo de Chapultepec para convertirlo en museo, mientras que usted desaira la residencia de Los Pinos para irse a vivir a un Palacio, en el que inicialmente ofreció ocupar solo un departamentito, Palacio que ya ha secuestrado por completo y no querrá perder nunca.
Hoy retumban sus graznidos desde el dichoso Palacio hasta el Monumento a la Revolución en donde reposo, escuchándole vociferar tildando de racistas, hipócritas, aspiracionistas, rateros, clasistas, fifís, cretinos, corruptazos, por ir a misa y demás lindezas a quienes hartos de sus torpezas habrán de llenar las calles de muchas ciudades el domingo próximo, día de su cumpleaños por cierto; confíe en que seguramente será recordado en las marchas junto con la que le trajo al mundo.
Imagino que su viperina lengua sale mordisqueada luego de cada conferencia matutina, y eso me preocupa por la salud de la República a la que debe usted cumplir mandato hasta el 30 de septiembre de 2024, ni un día menos, pero tampoco más, y ya de ahí, si así lo quiere, vámonos por la puerta Mariana, a engañar más lejos, pero para su rancho.
Le comento que yo también tuve a quienes se opusieron a mis cambios, pero el decoro presidencial impidió a antecesores y sucesores aprovechar el poder para las desfachateces que degradan tanto a usted como a la institución mucho más que a quienes van dirigidas.
Desde varias trincheras, muchos participamos de manera efectiva en la Revolución Mexicana, creando más que destruyendo, pero respetando siempre a quienes de manera natural se oponían al cambio así hayan sido líderes, políticos, empresarios o periodistas.
Ya muy enfermo de cáncer, poco antes de morir escribí un texto que ya no alcancé a pronunciar para el sesenta aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, moría yo un mes antes de esa fecha; esas palabras son:
“Es necesario, a mi juicio, completar la no reelección en los cargos de elección popular con la efectividad del sufragio, pues la ausencia relativa de este postulado mina los saludables efectos del otro; además, debilita en su base el proceso democrático, propicia continuismos de grupo, engendra privilegios, desmoraliza a la ciudadanía y anquilosa la vida de los partidos”.
Espero lo entienda:
HAY QUE SUMAR AL NO REELECCIONISMO LA EFECTIVIDAD DEL SUFRAGIO.
La efectividad del sufragio es la que se encuentra precisamente en manos del Instituto Electoral por el que yo también luché de manera indirecta con mis palabras, como las que le remito, así como con las acciones correspondientes.
Contrario a lo anterior, usted propicia continuismo, privilegia, desmoraliza y amedrenta a través de las amenazas que profiere sobre quienes nunca debieron haber llegado a dirigir los partidos, en especial a quien usted ha doblado y funge hoy como el enterrador del mío, que fue el PRI.
Pero sepa que el pueblo de México posee algo que le merece reconocimiento y respeto aun fuera de sus fronteras, que es una frondosa cresta que al ser picoteada se endereza al castigo para pelear hasta la muerte; hombres y mujeres de ese pueblo, habrá de contrariar, confío, sus envenenados deseos.