SAN ANTONIO DE PADUA EN CORDOBILLA DE LÁCARA

POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)

La Revista La Voz de San Antonio, fundada en 1895 por la Provincia Bética Franciscana, publica un artículo que he escrito en el núm. 1.891 (septiembre-octubre 2022). Comparto el texto: “La historia de la comarca Lácara no ha dejado de forjarse desde el Paleolítico hasta nuestros días. Espacio de enorme riqueza paisajística que de una forma contrastada, otorgan al conjunto de la comarca una diversidad de ecosistemas que bajo el influjo de sus características físicas y la huella de civilizaciones han sabido modelar un territorio con personalidad propia. En el norte, cerca de las sierras centrales de San Pedro, se multiplican los monumentos megalíticos, desplegándose una gran masa agroforestal típica del imaginario extremeño con sus campos adehesados. En el sur se da paso a las fértiles vegas de regadío que en su día encandilaron a la cultura romana y árabe.

Un mar de olivos

Desde Montijo, capital de las Vegas Bajas, viajo por la BA-100 hasta llegar a La Nava de Santiago. En su casco urbano tomo la BA-099 que me lleva hasta Cordobilla de Lácara. La carretera cruza un océano de olivos, dejando a la derecha la amplia extensión de Las Llanas. El olivar es sustento para la economía de la zona. En Cordobilla con la unión de varios agricultores, surgió la idea de crear una cooperativa aceitera que gestionase la producción de los olivicultores de la zona, integrada por olivos de la variedad “Verdial de Badajoz”, autóctona de la provincia. Aceite elaborada casi de forma artesanal. Mil trescientas hectáreas permiten de manera ecológica hacer un producto único, de calidad superior de primer prensado en frío. De ello queda constancia en los múltiples premios que ha recibido la Sociedad Cooperativa del Campo “El Lácara”. Modo de vida al que se une en verano la “saca del corcho”.

Cordobilla está asentada sobre la sierras de Cebadero, Barrillo y Loberilla, en las estribaciones de la Sierra de San Pedro, dominado por un ecosistema adehesado de alcornoques, encinas, brezos y madroños. La belleza de su entorno y el mantenimiento de los sistemas agroganaderos tradicionales han consolidado su término como una de las áreas naturales más ricas en cuanto a conservación del bosque mediterráneo de la comarca. A lo lejos se divisa el Pico Estena que acoge el Castillo de Castellanos.

Cordobilla de Lácara ofrece al visitante dos lagos artificiales: “Horno Tejero” (río Lácara) y “Boquerón” (Arroyo del Rosal), Con capacidad de 24 hm3 y una superficie inundada de 283 hectáreas, en el primero. En el segundo deja capacidad de 6 hm3 y 124 hectáreas. En sus aguas pueden capturarse ejemplares de black-bass, lucio y carpa. Ambos embalses pertenecen a la Cuenca Hidrográfica del Guadiana, datando su construcción de 1987.

Cordobilla de Córdoba

Deseo acercarme a la historia de Cordobilla que ofreció en 1779 el franciscano Juan Mateo Reyes Ortiz de Tovar: “El lugar de Cordobilla es de ochenta vecinos en una parroquia. Su fundación fue en los años ochocientos cincuenta y dos, siendo sus pobladores moros cordobeses le pusieron el nombre diminuto de su patria, Córdoba, llamándola La Cordobilla. Fue ganada por el rey Alfonso IX, poblándose de cristianos en 1327. Administrándose su jurisdicción por la Orden de Santiago”.

En 1751, antes de la descripción del franciscano, que tomó del cronista e historiador emeritense, Bernabé Moreno de Vargas (año 1633), las personas de mejor opinión e inteligencia en el número y calidad de tierras del término de Cordobilla, a saber: Juan del Puerto, presbítero, administrador del beneficio curado de este lugar y su anejo el de Carmonita; Alonso García Hozes, alcalde; junto con los regidores y el escribano fiel de fechos; respondieron a las preguntas que el Conde de La Roca y del Sacro Imperio, don Vicente María Vera de Aragón y Enríquez de Navarra, Caballero de la Orden de Santiago y Superintendente General de Rentas Reales de la ciudad de Mérida, les formuló para elaborar el Catastro de Ensenada.

Declararon que el territorio era de la Orden de Santiago, perteneciendo al Rey Nuestro Señor como Administrador perpetuo de dicha Orden y Caballería. Su término de cuatro mil quinientas tres fanegas de tierra de secano, cien de primera calidad y el resto por mitad de segunda y tercera, con algunos huertecillos que tienen los vecinos, siendo forzoso regarlos a mano para sembrar algunas verduras. Se cogían en el término trigo, cebada, poco centeno, habas y garbanzos. Declararon que la uva, fruta y aceituna no se pueden llamar frutos pues no producen para el gasto de sus amos. La población contaba con noventa y dos vecinos en setenta y una casas habitables.

A mediados del XVIII había tres molinos en la rivera del Lácara. La Dehesa Boyal era partible con la cercana población de Carmonita, vendiéndose a una ganadero trashumante en ochocientos reales. Los propios del lugar pagaban el predicador cuaresmal, la función de los Santos Mártires y la romería, y la función de la Candelaria. Contaba Cordobilla con dos mesones y una taberna que expendía vino y aceite.

Juan Flores Berros poseía doscientas cincuenta colmenas, habiendo dieciséis vecinos que tenían como actividad la apicultura. Tres eran los herreros. Diez jornaleros y cinco labradores. Dos mujeres eran pobres de solemnidad, junto a un hombre que se mantenían de las limosnas que pedían. El estado eclesiástico estaba formando por el párroco y dos sacerdotes.

El Obispo cordobillano Benito Crespo de Solís

Acudo ahora a la obra de Pascual Madoz, hecha a mediados del XIX. En ella cita que tiene noventa casas de un solo piso y reunidas en tres calles y plaza mal empedrada pero limpia. Casa del Ayuntamiento, Pósito y Cárcel en el mismo edificio. Escuela de primera educación dotada con mil cien reales de los fondos públicos a las que asistían cuarenta y cuatro niños y veintiocho niñas. Iglesia parroquial dedicada a San Pedro Apóstol, a la que es aneja la de Carmonita, con curato de primer ascenso y provisión del tribunal especial de las órdenes militares. En las inmediaciones está el cementerio, al oeste, bien situado, que no perjudica la salubridad. Al mismo lado, una fuente llamada Durana, cuyas aguas se aplican por medicina a los tercianarios (que padecen tercianas o fiebres intermitentes); y al este dos pozos para abrevadero.

Madoz señalaba que había en el término ciento cincuenta fanegas roturadas de inferior calidad, y mucho monte de encina y alcornoque, de donde se surten los naturales de leña y madera. Subrayando que “el terreno es bastante quebrado, flojo, pizarroso, de secano y estéril para la agricultura. De sierra pedregosa la mayor parte, formando cordillera con los que bajan de Montánchez. Los caminos son vecinales, cruzando la carretera de Cáceres a Mérida. Produce bellota, miel, aceite y leña, siendo ésta la más abundante. La labor es muy escasa, sus productos no alcanzan a los consumos, y el vecindario tiene que importar los granos de otros pueblos. Se mantiene ganado cabrío, lanar, vacuno y algo de cerda, y se cría mucha caza mayor, menor y animales dañinos. La baña al este, a cincuenta pasos de la población, y en dirección norte a sur, la rivera Lácara, que pierde su curso en el verano y tiene un puente en dirección a Cáceres. Población noventa y nueve vecinos, trescientas cuarenta almas”.

En la Plaza de España se localiza el espacio llamado “Plaza de don Benito Crespo de Solís, obispo de Puebla de los Ángeles (Méjico), hijo de Cordobilla, nació en 1673”. El nombre de tan preclaro hijo ha sido dado, acertadamente, al espacio que en su día debió ocupar el atrio de la iglesia. Fue bautizado el catorce de octubre por don Rodrigo Martín Berrocal. Hijo de Sebastián García y Catalina Martín. Elegido Obispo de Durango (1723-1734) y Puebla de los Ángeles (1734-1737) en el virreinato de Nueva España (Méjico). Tomo el hábito de Santiago en el convento de San Marcos de León. Colegial huésped y rector del Colegio del Rey de Salamanca. Falleció el 17 de julio de 1737.

En un libro de inventarios de la parroquial de Cordobilla, año 1742, se describe un inventario las alhajas para la liturgia que envió el Obispo Crespo de Solís a la parroquia donde fue bautizado. Destacando una notabilísima custodia grande de plata. Piezas labradas en los dictados del arte novohispano. A tan preciadas piezas hay que añadir las que conserva la sencillez y humildad del lugar: cruz parroquial y cruz de altar de finales del XVI; cáliz del emeritense Esteban Corchero, año 1740 y una custodia atribuida su hechura, en 1725, a Lucas de Tapia, platero de Mérida.

Parroquia de San Pedro Apóstol

A comienzos de la centuria del dieciséis afloran las primeras noticias sobre iglesia de San Pedro que irá consolidándose en su fábrica a lo largo de los años. Los visitadores de la Orden de Santiago dejan constancia de los humildes afanes por dignificar el templo a comienzos del siglo XVII. El retablo mayor ocupa el quehacer del mayordomo. Presidido por San Pedro Apóstol y pinturas alusivas a la Virgen María, junto a honrar al Santísimo Sacramento en su cofradía sacramental. Desconozco si este retablo llegó hasta el enfrentamiento incivil del treinta y seis, en el que las tropelías y desmanes fanáticos destruyeron el retablo parroquial que ocupaba la cabecera.

Sin el retablo siguió la parroquia en su labor pastoral, incluso después del Concilio Vaticano II. Tiempo de espera que tuvo su final en los años noventa del pasado siglo. La llegada a Cordobilla del inquieto sacerdote Diego Valle Rubio, propuso ilusión para hacer una reforma en profundidad del templo, implicando a la sociedad cordobillana que colaboró y financió el proyecto, haciendo que todo fuese posible.

El templo recuperó en su nave central la piedra y el ladrillo visto. Encalándose la cúpula y cabecera. Diego Valle contrató con el artista Santiago Lara Molina, con taller en Socuéllamos (Ciudad Real), la ejecución de un retablo. Tomando como referencia el estilo neoclásico, realizado en madera sobredorada, con tres calles, alojándose en ella las imágenes de San Pedro Apóstol, titular del templo, junto con los Santos Mártires Justo y Pastor, los Santitos, como son nombrados popularmente, patronos de Cordobilla.

Dispuso Diego Valle que el programa pictórico fuese realizado por el pincel de un ciudadrealeño, aunque residente en la ciudad de Badajoz. Hablo del artista Julián Campos Carrero avecindado en la capital badajocense desde 1967, desarrollando en ella su carrera artística y docente, como catedrático de Dibujo en el Instituto Zurbarán. Fue Consejero de Número del Instituto de Estudios Manchegos, catedrático de Bellas Artes, con la distinción de “Pintor de la Virgen” “Virginis Mariae Pictor” por el Papa Juan Pablo II, en 1991.

Julián Campos efigia en el retablo cordobillano La Anunciación, Adoración de los Pastores, Cristo abandonando el sepulcro y la Coronación de la Virgen. Y en el ático un Calvario. En el artículo ‘San Antonio de Padua en La Garrovilla’, en el anterior número de La Voz escribí del profesor Campos: “Su obra habla de sí mismo en la espiritualidad que refleja, y consigue transmitir devoción y veneración a cada persona que las contemple, dignificando la humanidad y honrando la creación, siendo éste el fin para el cual están concebidas sus obras de tema religioso”.

El templo de Cordobilla en su imaginería venera las imágenes de los Santos Mártires, Justo y Pastor que están en el retablo mayor y en la capilla del baptisterio junto a la talla arcaizante de San Juan Bautista del siglo XVI. Con animosidad los cordobillanos celebran en Navidad la fiesta de los Quintos o de la Lumbre. Romería y fiestas patronales de Los Santitos. Y Los Alabarderos que custodian, desde la severidad y penitencia, las imágenes procesionales en Semana Santa.

San Antonio de Padua

El santo paduano se muestra muy cercano al visitante que entra al templo parroquial. Situado tras pasar la puerta principal, a la izquierda, junto a la escalera que sube al coro. No tiene retablo, su fondo es la piedra de sus muros. San Antonio sostiene en sus brazos al Niño Jesús. Abajo, sobre el pedestal están las Sagradas Escrituras. ¿Desde cuándo la devoción al santo paduano? Los parroquianos no encuentran respuesta. Aseguran que siempre han visto su imagen en la iglesia.

Cordobilla se circunscribe en un ángulo del rectángulo territorial de las poblaciones que lo forman: Puebla de Obando, La Roca de la Sierra y La Nava de Santiago. Lugares cercanos al extinto convento de franciscanos descalzos de San Isidro de Loriana. Tesis que hemos sostenido en la descripción de las imágenes del paduano en los templos parroquiales de las poblaciones antes reseñadas. El desvelo de los frailes de nudosa cuerda en su hábito y mantillo corto, desde el mensaje del Poverello de Asís: Paz y Bien, expandieron el carisma de su fundador. En su modo de vida fraterna, evangélica y en pobreza. Colocando para los fieles la referencia de San Antonio, ejemplo de mística, ascética y popularidad. Antonio glorioso y santo, calma los desgarros y torpezas de este mundo.

FUENTEhttps://www.facebook.com/manuel.garciacienfuegos

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