CÁNTICO, LA ESCUELA POÉTICA CORDOBESA

POR  MANUEL AURELIO GAHETE JURADO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTE OBEJUNA (CÓRDOBA)

Lo refleja el periódico en pluma de Jesús Cabrera. Me refiero a la celebración del 75 aniversario de la fundación de la revista cordobesa que ha comenzado el pasado 8 de noviembre con un diálogo, una “conversación amena”, sobre la historia (Dr. Juan José Primo Jurado), la pintura (Dr. Miguel Carlos Clementson) y el contexto literario.

El próximo lunes, día 14 noviembre, es la segunda entrega de carácter artístico en torno Ginés Liébana. Después, el 14 de diciembre, precisamente el día de San Juan de la Cruz, tendrá lugar la jornada de clausura con una gala lírica.

Estamos ante una “triple celebración”, tal como explica en la presentación de las actividades el poeta y Consiliario de Cultura del Real Círculo de la Amistad, Manuel Gahete Jurado. Su vicepresidente, Nicolás de Bari Millán, describe la literatura del grupo como “una poesía totalmente diferente”. Comparto unas notas.

Razones literarias confluyeron en la fundación de la revista del grupo Cántico, un proyecto literario y de labor poética. No ganaron el premio Adonáis, Mario López (con La tierra confundida), Ricardo Molina (La estrella de ajenjo), Pablo García Baena (Junio), Julio Aumente (Nisan) y Juan Bernier (Aquí en la tierra). Lo ganó José Hierro con Alegría.

Esto escribe Juan Bernier en su Diario: “Él [Ricardo Molina], García Baena y yo queremos hacer algo que haga renacer el ambiente de Córdoba […]”. Pablo García Baena confirma que “en los primeros días de un octubre caliente (1947), sin mecenas milagroso y el solo aliento económico de los amigos llega el primer número de Cántico, traído por un ángel del sur, en singular dibujo de Miguel del Moral ilustrando la portada”.

Razones amicales se concitaron en la fundación de la revista Cántico. Se trata de unos amigos reunidos a menudo en las tabernas cordobesas, en torno al “pálido moriles derramado”, como la de Pedro Ruiz cerca de Puerta Nueva o la bodega de Pepe Diéguez en el barrio del Realejo.

El compromiso del grupo es “el compromiso con la poesía […], el volver a la poesía     magnífica que nos habían dejado en puertas los poetas de la Generación del 27 y, más concretamente, los modernistas con Manuel Machado, Juan Ramón”. Pablo dixit.  Un compromiso auténtico. Ahí está Lorca y Cernuda, André Gide y Louis Aragon. También consta Giuseppe Ungaretti.

Estos ejemplos son de poesía comprometida. Ahí está W. H. Auden. Están Dylan Thomas, Rupert Brooke o Kathleen Raine con temática sobre la I Guerra Mundial. Así como los catalanes Joan Vinyoli, Joan Perucho, Joan Triadú, Carles Riba y Albert Manent. Queda claro que no apostaban por el resistencialismo sino por la integración y el diálogo. Y también están los gallegos Álvaro Cunqueiro y Aquilino Iglesia Alvariño.

La censura criticó la presencia foránea en algunas revistas; por ejemplo, respecto al número cuadragésimo de Ínsula según he constatado en los informes que custodia el archivo de Alcalá de Henares. Pero ahí está la revista cordobesa con gallardía y valentía. Estamos ante innovación, integración y renovación del canon.

A la poesía comprometida de los creadores mencionados que albergan las páginas de la revista hay que sumar las composiciones de religioso y otros poemas de variada temática.

Aquí en el sur de España se alza la revista Cántico frente a la corriente clasicista que representa la revista Garcilaso y frente a la corriente rehumanizadora que baña las páginas de la revista Espadaña.

Carlos Clementson escribe que es una publicación “auténticamente independiente y a contrapelo de las modas y modos de la estéril poesía vigente en la España de la época”. Vicente Aleixandre subrayaba las “afinidades de escuela” y “la común armonía”. “Escuela cordobesa”, escribe Pablo.

Pablo dijo en una entrevista de televisión que la primera (Garcilaso) se considera “como la voz del régimen, con unas ideas un poco del imperio, un tanto trasnochadas” en tanto que la segunda (Espadaña) era una “revista de tipo social, empezaba ya a haber una cierta resistencia, pero la verdad es que aquello era una resistencia vigilada por el régimen, que no hubiera permitido de ningún modo que aquellos poetas leoneses se salieran del tiesto”.

Antes de fundar la revista, los poetas del grupo Cántico participaron en el diario Córdoba, en El Español o en la Estafeta Literaria. Ricardo publica El Río de los Ángeles y representa el auto sacramental El hijo pródigo, una noche de agosto del 46 en “el patio de los naranjos de la catedral. Suntuosidad del escenario y de los versos […]».

Para terminar, añado una nota pecuniaria. Cada revista valía 6 pesetas. La suscripción semestral costaba 20 mientras que la anual eran 40 pesetas. En la segunda época el precio del ejemplar era 17 pesetas (excepto el primer número doble (9 y 10, el dedicado a Cernuda) que costaba 35 pesetas y el segundo número doble (11 y 12, un extraordinario dedicado “a la poesía cordobesa actual”, a 30 pesetas). La suscripción anual costaba 90 pesetas, mientras que la “suscripción anual de honor” suponía una colaboración de 250 pesetas. La suscripción anual en el extranjero ascendía a 5 dólares.

FUENTE:https://www.lavozdecordoba.es/tu-voz/desde-mi-atalaya/2022/11/12/cantico-la-escuela/

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