POR ÁNGEL RÍOS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE BLANCA (MURCIA)
La cochinilla (grana) de Quercus coccifera fue un producto importante como colorante en Murcia y el Valle de Ricote en el año 1267.
Los musulmanes introdujeron el colorante escarlata obtenido del insecto cochinilla hembra (grana cochinilla), que crece en la coscoja (Quercus coccifera). El producto era conocido en el comercio como el grano «grana» porque antiguamente se suponía que era el grano o semilla del Quercus. El Quercus coccifera fue utilizado en el territorio de Negra (Blanca) para alimentar a este extraordinario insecto. Por el cultivo del Qercus el brillo del color y la durabilidad del tinte que ofrecía el insecto cochinilla criado en Orihuela eran iguales a los mejores producidos en Negra (Blanca). El carácter general y las propensiones de esta extraordinaria criatura no son fáciles de observar y requieren mucha atención. Al igual que todos los demás animales, tiene la distinción de sexos, pero ninguna otra criatura de la clase del nombre puede presentar una diferencia más característica que el macho y la hembra de la cochinilla. Las hembras no pueden volar y nunca moverse después de aterrizar en una hoja del Quercus. Viven por succión y se adhieren firmemente a la planta hasta que se recolectan para su uso o se forma una nueva generación. Crecen hasta el tamaño de una lenteja pequeña o de un guisante de forma ovalada, son convexos en la superficie y cóncavos contra la planta.
La superficie convexa está bellamente marcada con líneas y rugosa, y cuando el insecto tiene unos quince días de edad, se asemeja a un piojo en muchos detalles. Tiene tres garras o patas a cada lado por las cuales camina lentamente una vez que se desprende de su asidero, se arrastra sobre la mano o cualquier superficie plana, pero cuando se cae o se da la vuelta sobre su espalda, lo cual es muy propenso a hacer, está tan indefenso como una tortuga. Tiene una especie de probóscide o miembro punzante que se extiende desde la boca y que penetra en la hoja del Quercus y la asegura de manera extraordinaria en el primer aterrizaje. Prefieren vivir en comunidad que deambulando por la hoja, aunque causa destrucción a miles de ellos; pues cuando crecen a un cierto tamaño, se empujan unos a otros fuera de su ubicación original. Así, los más débiles, o los que están depositados, generalmente perecen. Pero esta mortalidad puede ser bien permitida por la fecundidad prodigiosa de la criatura. Cada cochinilla contiene muchos miles de crías. No hay nada en la naturaleza que aproveche tanto los poderes de la fecundidad como el insecto cochinilla.
En un período muy temprano se cubren con una capa sedosa de blancura lechosa; y aunque muchos ocasionalmente pierden esta blancura, retienen esa blancura hasta que se recolectan con fines comerciales. Los insectos machos son pocos: en un enjambre de 1000 quizás se pueden observar no más de dos o tres. Están provistas de largas alas blancas y tienen forma de araña. Entre el trigésimo quinto y el cuadragésimo quinto día se puede observar una prolongación que se extiende desde la parte posterior de las hembras, y aproximadamente al mismo tiempo se puede ver a los machos impregnando los óvulos de las hembras. Este proceso es por mucho el más importante, porque si los machos están perturbados, la impregnación es incompleta. Cuando este período termina, los machos deambulan por las hojas en las condiciones más agotadas y miserables, y lo que es más extraño, desaparecen en un instante. Estos insectos son recolectados de la planta, matados por la aplicación de calor, y expuestos al sol para secarse. Cuando se secan se asemejan a pequeñas bayas ásperas o semillas de color marrón o púrpura, y forman la cochinilla de los bichos, que se utiliza para hacer carmín y también como tinte rojo.
Foto 1: Quercus coccifera
Foto 2: Cochinilla en las hojas del Quercus
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