POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
Imbuidos en la liturgia de Adviento con la que avanzamos consumiendo el allegro de la partitura que canta gozosamente la espera del hijo que ya viene. Recuerdo hoy este artículo publicado en noviembre de 2006, núm. 24, en Crónicas de un Pueblo, dedicado a la Patrona de Puebla de la Calzada: “Los alcaldes- mayordomos, salvaguardaron, custodiaron y fomentaron la devoción a la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora. Acuñando por siempre el rito de la puja o ramo en el día de su festividad. Quienes con luminarias, cohetes y pólvora, celebraban emocionados con alabanzas y regocijos, como correspondía a la solemnidad de aquel día, con primeras y segundas vísperas, procesión, misa cantada, oficio de sermón y asistencia de todos los eclesiásticos de la villa, así como del Cabildo Municipal, proclamando ceremoniosamente la liturgia en su Prefacio “Purísima había de ser, Señor, la Virgen que nos diera el Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Purísima la que, entre todos los hombres, es abogada de gracia y ejemplo de santidad”.