La catedral de Ciudad Real volvió a llenarse de voces ‘auténticamente celestiales’ que, junto con la Orquesta Filarmónica de la Mancha –OFMAN– llenaron de emoción y religiosidad los corazones de cientos y cientos de ciudadrealeños… Todos ellos un mucho expectantes -y también un poco apretados-, en la octava edición de una interpretación singular: la del magno Oratorio musical compuesto por Händel en 1741. Un ‘concierto participativo’, como gusta llamarlo el director de la OFMAN, que congregó a ocho corales, siete de nuestra provincia (tres de Ciudad Real y cuatro de Manzanares, Torralba, Daimiel y Tomelloso), más una de Villarrobledo (Albacete).

Y era ya al término de la “Misa de ocho” cuando se anunciaba el comienzo del solemne concierto. El que había concitado un mayor número de intérpretes, y también el concierto de la normalidad, tras la pandemia que condicionó algunas ediciones y suprimió la de 2020. Aunque el templo estaba ya abarrotado desde mucho antes, ya que la Santa Misa de la tarde era una excelente ocasión para escuchar después El Mesías… sin perder el asiento.

A las 20,30 horas en punto, el presidente del Cabildo, Bernardo Torres, anunciaba el oratorio barroco que, un año más, tendría a la música de Händel como eje central. Y recordaría que el concierto era totalmente gratuito. Pese a lo cual apeló a la generosidad de los asistentes, para lograr donativos con destino a las obras de mantenimiento que se realizan en el templo. Describió brevemente Torres los méritos de la OFMAN y su director, que volvieron a congregar a una serie de corales ya amplia y eficazmente contrastadas. A continuación pudimos escuchar una veintena de piezas, interpretadas por espacio de algo más de una hora, sobre las tres horas que dura la obra al completo.

EL GERMANO-BRITÁNICO HÄNDEL

Para comprender mejor El Mesías, veamos algunas de las circunstancias en las que fue compuesto por Händel. Nuestro músico había nacido en la ciudad alemana de Halle en 1685, y tras la muerte de su padre comenzó a viajar para encontrar su medio de vida en la música. Por fin en 1710 el Príncipe de Gales, también alemán, le sitúa al frente de su orquesta de cámara, y la nobleza británica financia algunas de sus obras. Su hijo, el futuro Jorge II, le encargaría años después varios himnos para su coronación, piezas musicales grandiosas que aún hoy suenan en la entronización de un nuevo monarca británico, en la abadía de Westminster.

Pero en la década de 1740, Händel cae en desgracia en Londres, y viaja hasta Dublín para dar conciertos en instituciones benéficas. Y fue precisamente en la capital irlandesa donde, poseído de una extraña inspiración, consigue escribir El Mesías. El austríaco Stefan Zweig (Viena 1881, Imperio austrohúngaro-Petrópolis, Brasil 1942) en su libro Momentos estelares de la humanidad (1927 en alemán, 1940 en inglés), recuerda cómo el músico teutón sufrió una apoplejía años antes de escribir la obra, e identifica a El Mesías como la medicina que ayudó a Händel a curarse de sus dolencias.

Está demostrado que el compositor reutilizó para El Mesías, algunas partes escritas para otras de sus obras. En especial, pueden encontrarse cuatro de los coros más famosos de la obra, en los movimientos iniciales y finales de dos cantatas italianas. Sin embargo, el Aleluya –la parte más grandiosa y efectista- es una composición original para la ocasión, a pesar de que la pieza que más conmovió al propio Händel fue Comfort ye, my people, que es toda una llamada al consuelo y al recogimiento…

A su muerte, Händel era ya venerado como uno de los grandes maestros de su época, hasta el extremo de que el rey le concedió un funeral de Estado, siendo enterrado nada menos que en la abadía de Westminster… En un área del transepto sur conocida como “El rincón de los poetas”, en el que también fueron sepultados personajes de la talla de Rudyard Kipling (El libro de la selva), o el doctor Samuel Johnson (Diccionario de la historia).

EL MESÍAS, OBRA CUMBRE

Tan sólo 24 días le bastaron a Georg Friedrich Händel, para escribir una pieza única en 1741: El Mesías, HWV 56 (en inglés, Messiah, y Hallelujah). Pero mientras que en los demás oratorios de Händel puede reconocerse una marcada influencia italiana, la música de El Mesías se arraiga en las antiguas pasiones y cantatas alemanas. De la Anunciación a la Resurrección de Jesús, todos los pasajes están narrados.

Se trata de una obra sacra dividida en tres partes, compuesta íntegramente en inglés, que mezcla música y texto sin abusar de ninguno de los dos. El libreto fue compilado por Charles Jennens y consiste en fragmentos de versículos de la Biblia del rey Jacobo. Jennes concibió la obra más como una ópera de tres actos que como un oratorio, con varias escenas en cada parte. La mayor parte del libreto procede del Antiguo Testamento, las profecías de Isaías y citas de los evangelistas. Finaliza con el Aleluya, con coro, trompetas y timbales.

De entre todas las obras que le dieron fama y gloria, Häendel siempre coincidió con el público prefiriendo El Mesías a ninguna otra. Compuesta como un oratorio más de los muchos que llevaba a sus espaldas, ya desde el día de su estreno (13 de abril de 1742, Great Music Hall de Dublín) se convirtió en una verdadera apoteosis. Entonces, el compositor decidió destinar toda su recaudación a instituciones benéficas, y se negó a publicarla en vida… Desde ese momento El Mesías se ha representado ininterrumpidamente, y aparte de un patrimonio de la humanidad entera, es la obra navideña por excelencia.

CREACIÓN CASI SOBRENATURAL

Según la tradición, la obra fue concebida tras un largo período de escasez en la producción musical del compositor, y gracias –se dice- a una inspiración divina. Lo cierto es que Händel se encontraba en un momento creativo interesante, siendo el coro más famoso del Mesías el majestuoso Hallelujah. Este oratorio se representó en el Covent Garden, y lo dirigía Händel cada año en la época de Pascua, habiéndolo escuchado por última vez en un teatro londinense.

El compositor fallecía en Londres a los 74 años en 1759, precisamente un año antes de la muerte del rey Jorge II, su gran protector. Pero El Mesías de Händel es mucho más que el conocido y apoteósico Aleluya. Cuenta la leyenda que cuando Georg Friedrich Händel presentó su oratorio El Mesías en el Covent Garden de Londres el 23 de marzo de 1743, el rey Jorge II estaba presente, y en el momento más solemne de la pieza -que se convertiría en el más famoso, el “Aleluya”-, se levantó de su asiento.

Dado que el protocolo marca que, cuando el rey está levantado nadie puede permanecer sentado, todo el público del teatro se puso en pie… Y hoy en día, no es posible saber si Jorge II dejó su butaca creyendo escuchar un himno militar, o bien por una profunda emoción y respeto a la pieza. Lo cierto es que, desde entonces y para siempre, cuando El Mesías se representa en la ciudad del Támesis, los espectadores se ponen en pie sin excepción…

Y, por cierto, también ocurrió en la Catedral de Ciudad Real. Tras la primera interpretación del Aleluya como cierre de la Segunda de las Tres partes del concierto, llegó el primero y único bis de la OFMAN. La actuación se cerró con una repetición del Aleluya, en cuyo momento el director, Francisco Antonio Moya, pidió a los asistentes que se pusieran en pie. Un momento aún más solemne y emocionante, con el que El Mesías se despidió de Ciudad Real hasta 2023.

LA FILARMÓNICA OFMAN

Al término del grandioso concierto tuvimos la oportunidad de charlar con el titular de la OFMAN, Francisco Antonio Moya, que se mostraba muy satisfecho del desarrollo de El Mesías: “Un grandioso y emotivo concierto que es preciso perpetuar, y que hemos recuperado en su totalidad tras la pandemia… Y es que había mucho entusiasmo por volver a la normalidad, sin el obligatorio uso de la mascarilla… Extraordinarios los coros, sin los cuales este proyecto sería imposible, y es una suerte que se impliquen de esa forma: importante labor, y un verdadero regalo para el oído”.