POR GABRIEL SEGURA HERRERO, CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE)
La dimisión del general Miguel Primo de Rivera el 28 de enero de 1930 y su exilio voluntario en París dio por finalizada la dictadura con su nombre conocida. Período de siete años (1923-1930) en el que estuvieron suspendidas las garantías constitucionales y que tuvo continuidad, con la complicidad de Alfonso XIII, en la conocida como “dictablanda” (1930-1931) de los gobiernos del general Berenguer y el posterior del almirante Aznar. A lo largo de 1930 se fueron acumulando todos los síntomas que anunciaban que no sería posible la vuelta a la situación anterior a 1923, porque la Monarquía estaba aislada.
La firma del Pacto de San Sebastián (agosto de 1930) que aglutinó a todas las fuerzas republicanas y al que se adhieren intelectuales de gran prestigio, así como la falta de habilidad política del general Berenguer manifestada por J. Ortega y Gasset en su artículo periodístico “El error Berenguer” prepararon un primer asalto contra la Monarquía que cristalizó parcialmente en el pronunciamiento militar de Jaca, al mando de los capitanes Fermín Galán y Angel García Hernández el 12 de diciembre de 1930. El ya sabido fracaso del mismo y la represión posterior con el fusilamiento exprés de ambos militares el día 14 de diciembre provocó una gran conmoción en todo el país, despertando sentimientos antimonárquicos que se extendieron como la pólvora.
La indignación popular en algunos puntos de España llegó a preocupar seriamente al gobierno que movilizó fuerzas militares para prevenir y reprimir desórdenes. Así las tropas de la Legión que iban destinadas a Madrid, estando en la estación de Alcázar de San Juan recibieron orden de cambiar de destino y dirigirse hacia Alicante y Valencia. Según recoge la prensa de aquellos momentos las protestas por el fusilamiento de los capitanes Galán y García se generalizaron en Alicante Elche, Villena, Novelda, Aspe, Callosa de Segura, Orihuela y Elda.
El 17 de diciembre, en el viaje desde Alcázar de San Juan a Alicante, el tráfico ferroviario fue interrumpido durante unas horas a la altura de Elda, pues la vía había sido cortada para evitar la llegada de fuerzas del orden público a la ciudad. Mientras parte de las tropas de la VI Bandera de la Legión restablecían la circulación ferroviaria y continuaban el viaje hacia Alicante, una compañía al mando del comandante Giménez se dirigió hacia la ciudad para evitar que el ambiente prorrepublicano acaba convirtiéndose en un motín o sublevación que se extendiera al resto de poblaciones.
En Elda, los legionarios pronto tomaron posiciones, estableciendo su base en la explanada del antiguo patio de armas del castillo, como punto de control de la población y del puente de la Estación. Aun siendo recibidos por la población sin hostilidad ninguna, según testimonio del propio comandante, procedieron a establecer retenes en Telégrafos y Teléfonos para poder estar comunicados con el mando superior y mantener el orden público. Dado que el contingente de legionarios fue respetado, cesando las manifestaciones y gritos prorrepublicanos, la VI Bandera permaneció en Elda hasta la noche del 23 de diciembre, siendo reemplazados por soldados de infantería del Batallón de Cazadores de Tarifa nº 5, acuartelado en Alicante. Compañía que estuvo varios días alojada en la vieja posada de la calle Antonio Maura. Tiempo durante el cual practicaron el registro y clausura preventiva del Círculo Republicano, así como de las sedes sindicalistas y socialista, realizando varias detenciones.
FUENTE: https://www.valledeelda.com/blogs/cronicas-eldenses/42320-la-legion-en-el-castillo-de-elda.html
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