UNA INDUSTRIA DE ARTESANÍA CENTENARIA EN BLANCA.
Ene 01 2023

POR ÁNGEL RÍOS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE BLANCA (MURCIA)

El esparto, esa planta de la familia de las gramíneas, con hojas muy largas en forma de filamento y que sirve, entre otras cosas, para el trenzado y posterior elaboración de alfombras, cuyo ejemplo lo encontramos en Industrias Magineroso, hoy Dª. Antonia Molina Pérez, una de las pocas que quedan en nuestro país que se dedique a este tipo de manufactura.

Los orígenes de esta industria se remontan a finales del siglo XIX en que D. Rafael Molina Cano fundó un grupo de empresas, con el nombre de “Fábrica San Rafael”, formado por fábrica de hielo, telares de hilo y algodón, puntas metálicas (púas) y una pequeña central eléctrica (la primera de la Región; suministraba la energía necesaria para mover los telares y otras maquinarias y, con la energía sobrante, se realizó el alumbrado público del pueblo de Blanca, en 1892), fábricas de picar esparto e hilado y fabricación de alfombras.

Al morir éste, el 28 de febrero de 1896, con tan solo 36 años, la empresa pasó a su viuda, Dª. Purificación Fernández, que se vio obligada a deshacerse de ella transmitiéndola a D. Joaquín Payá López.

Es en 1919 cuando su hijo, D. Generoso Molina Fernández, funda “Industria Magineroso”, a partir de los vestigios de las fábricas de su padre del machacado de esparto y de la confección de alfombras con este material. Por estas fechas el esparto gozaba de uno de sus mejores momentos pero es después de la posguerra, entre 1940 y 1960, cuando las alfombras tienen su mayor demanda, exportándose a toda Europa, especialmente a loa Países Bajos, dando trabajo a uso 300 obreros/as (en la actualidad tiene una decena).

Al fallecer D. Generoso Molina, en 1953, con 63 años, es su hija, Dª. Antonia Molina Pérez, la que se hace cargo de la industria y es a partir de los años 60 del pasado siglo cuando empieza la decadencia, debido a la importación de alfombras de fibras vegetales de países de Asia, sobre todo, bastante más baratas aunque de inferior calidad.

La crisis económica de 1973 le afecta y, en 1979, tiene que cerrar, aunque sigue vendiendo sus stocks; resurge en 1983 tras superar con no poco esfuerzo la situación, centrándose en la fabricación artesanal de alfombras de esparto (machacado y azufrado, con textura distinta al natural, que le da un especial encanto), hoja de maíz y sisal.

Se trabaja, generalmente, por encargo y, D. José Javier Blanco Molina, hijo de Dª. Antonia Molina, nos dice que “la gama de colores es muy amplia, 18 tonos y varios modelos que, según su combinación, medidas, formas… hace posible una infinidad de creaciones distintas”, que se pueden comprar en tiendas de decoración de toda España y, en nuestra Comunidad Autónoma, en los Centros de Artesanía de Murcia, Lorca y Cartagena.

La centenaria industria artesanal ha recibido importantes premios y reconocimientos, de los que cito:

. Medalla de Plata en el “V Congreso Nacional de Riegos” (exposición aneja), celebrado en Valladolid en octubre de 1934.

. Medalla de Honor en la “I Exposición Internacional de Artesanía”, de 1953

. “Empresa Centenaria”, reconocimiento de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación, en 1999.

. “Carta de Maestro Artesano” a favor de Dª. Antonia Molina Pérez, en la rama de Esterería y Productos de Esparto, en 2000.

. Premio Mercurio, en 2009.

Felicidades a esta familia que va transmitiendo de generación en generación esta labor artesana.

FUENTE: https://www.facebook.com/profile.php?id=100015585155560

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