POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
La Revista La Voz de San Antonio fue fundada en 1895 por la Provincia Bética Franciscana. Su director es fray Antonio Arévalo Sánchez (ofm). El artículo que he escrito se inserta en el núm. 1.892 (noviembre-diciembre 2022) en las páginas 279-283. En él describo la presencia de Elio Antonio de Nebrija en la villa al cumplirse el quinto centenario de su fallecimiento (año 1522. Nebrija llegó a Zalamea bajo protección de los Zúñiga, que levantaron casa-palacio, instalándose en él una Academia o Estudio, impartiendo Nebrija lecciones en ella.
BAJO LA ORDEN DE ALCÁNTARA. TRES CONVENTOS
De la Zalamea de la Serena destaco el monumento arqueológico de Cancho Roano, Iulipa y el Dístilo. Siendo Zalamea conocido gracias a la obra de Calderón de la Barca “El Alcalde de Zalamea”, donde el célebre alcalde Pedro Crespo manda a ‘ahorcar’ al capitán Álvaro de Ataide, por haber mancillado su honor.
Contaba Zalamea con tres conventos. Uno de religiosos observantes de Nuestro Padre San Francisco de la Provincia de San Miguel, fundado en 1584. Otro Colegio de Trinitarios Descalzos de Andalucía, erigido en 1665. Y otro convento de religiosas de la Purísima
Concepción, levantado en 1606, franciscanas de sujeto a la guardianía de dicho convento de San Francisco.
El artículo ofrece datos sobre Zalamea tomados del Catastro del Marqués de la Ensenada y la voluminosa obra de Pascual Madoz. Tras el paso de la civilización romana, visigoda y árabe, se produce, en el siglo XIII, la reconquista. Quedando integrada su población en la Orden de Alcántara con categoría de Encomienda, experimentando numerosas vicisitudes durante la Edad Media, a consecuencia de las pugnas institucionales en que se vio envuelta. A partir de 1474, la Orden de Alcántara celebró en ella sus Capítulos, y en 1527 quedó establecida como uno de sus Prioratos.
REAL CAPILLA DEL CRISTO DE LA QUINTA ANGUSTIA
Mandada a construir por el Prior de Zalamea. Relacionada con la existencia previa del Hospital de la Quinta Angustia. “Pusieron la primera piedra fray don Antonio Barrantes, Prior de esta villa, y fray don Nicolás Barrantes, hermano Prior de Magacela, siendo mayordomo don Carlos de Henao Laso, presbítero y el doctor Jerónimo Cabanillas, abogado. Las trazas del edificio fueron dadas por Francisco de Mora en 1607, que comprendían la Iglesia y el contiguo hospital de pobres. En la primera trabajaron también su sobrino Juan Gómez de Mora y José Villareal. Las obras de la Iglesia se dieron por terminadas después de la muerte de Mora, en 1611, de ella, sólo se edificó la cabecera y la tercera parte de su única nave; las de la Sacristía concluyeron en 1617. La Capilla es de fábrica de mampostería y piedra. Con portada de traza clásica, con tres columnas a cada lado, y dos en el cuerpo de coronamiento, sirviendo de remate el escudo real de los Austrias. Es de una nave, con planta de cruz latina (inacabada), y cúpula de media naranja en el crucero.
Del interior destacan como elementos decorativos paneles de azulejos planos pintados que decoran los muros de la Iglesia y la Sacristía, son de tema sacro. Las imágenes representan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. Descripciones que hace detalladamente de la azulejería la licenciada Ana Victoria Cantero Domínguez.
Preside el presbiterio la portentosa imagen del Santísimo Cristo de la Quinta Angustia, patrono de Zalamea de la Serena. Se venera desde 1586, fue encargada por el Cabildo, trayéndola de la ciudad de Sevilla el sacerdote don Lázaro de Villanueva, atribuida al círculo del escultor Andrés de Ocampo (1555-1623). Efigie venerable y de gran devoción. Sustituyó a un pequeño Crucifijo que se veneraba mucho antes en el Hospital de la Quinta Angustia del cual tomó nombre. Dos grandes paneles de azulejos situados en el presbiterio, flanquean la imagen patronal, con temática a la Virgen María y San Juan. Escena que transporta al visitante hacia el Calvario. En uno de ellos se inscribe “siendo mayordomo de esta casa don Pedro Antonio de Morales y Reinoso, Caballero de la Orden de Alcántara, Capitán de Infantería Española”
LOS FRANCISCANOS Y EL SANTO PADUANO
Al lado de la Epístola, en el retablo de la Virgen del Carmen, de la Real Capilla, el visitante se encuentra con dos imágenes en su altar: San Pío de Pietrelcina (1887-1968), fraile capuchino, canonizado por el Papa san Juan Pablo II, y San Antonio de Padua. Imagen moderna en la que el santo lleva en su brazo izquierdo al Niño Jesús, sentado sobre las Sagradas Escrituras, siendo acariciado en su pie izquierdo.
No es la única imagen de San Antonio en Zalamea de la Serena. La pequeña Plazuela de la Justicia, frente a la casa del alcalde Pedro Crespo, labrador acomodado, en la zona conocida como “arribalavilla”, se encuentra una pequeña capilla de modesta construcción que acoge a San Antonio de Padua. Su imagen, representa el reparto del pan a los pobres, sinónimo de caridad. El día de su festividad, trece de junio, al atardecer, tras la celebración de la Eucaristía, sale en gozosa procesión por las calles del entorno donde está su capilla. Engalanándose las calles con varios altares.
El carisma paduano se hace visible en el callejero de la localidad, dando nombre a la calle situada entre las de Sol, Pilar y Sevilla. En 1941, en la llamada huerta de Luis, un vecino del pueblo que estaba arando encontró una imagen del santo paduano, y durante más de sesenta años en dicha huerta, Andrés, falleció a los cien años, que hacía de santero, comentaba que todos los trece de cada año acogía a los muchos devotos que oraban y rogaban al santo. Una cartela en la huerta anuncia “San Antonio bendito, patrón de la Rivera, pareció en este sagrado lugar en el año 1941”.
La devoción y afectos por San Antonio tienen sus orígenes en el convento franciscano Nuestra Señora de los Ángeles, anteriormente descrito, fundado por fray Diego de San Pedro, insigne predicador. De su crónica y vicisitudes es autor el franciscano José de Santa Cruz, insertada en su obra “Crónica de la Santa Provincia de San Miguel”. En su construcción ayudaron con limosnas vecinos de Zalamea, Castuera, Benquerencia, Monterrubio, Esparragosa y Malpartida, que así rezaba en una placa que estaba en su iglesia. Viendo en los religiosos sus trabajos y ejemplos.
Hoy apenas quedan vestigios del cenobio franciscano. Sólo algunos restos de paredones formando parte de otras construcciones modernas, hacia el norte de la población. Manteniéndose un nicho con la imagen de San Francisco de Asís, según informa Hipólito Ámez Prieto, (ofm), en su obra “Conventos franciscanos observantes en Extremadura”, al que los vecinos veneran cuando llega octubre. publicado en la Voz de San Antonio