POR BIZEN D´O RIO MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE LA HOYA DE HUESCA
Cuando llegaba el invierno a la ciudad de Huesca y más hace 100 años parece ser que las nevadas eran mas copiosas, pues tenemos constancia de los problemas que surgía en las comunicaciones y en los transportes, aparte claro está de los cortes de luz que se originaban tras una copiosa nevada, los problemas del correo y por la prensa sabemos como algunos lugares del Altoaragon quedaban aislados. Pocos eran los vehículos que transitaban y en estas condiciones atmosféricas se veían obligados al paro absoluto por el peligro que encerraba el circular con ellos.
Tras el invento en 1904 efectuado en Canastota de Estados Unidos por Harry D. Weed de unas cadenas para ruedas, evitando así que los conductores necesitados enrollaran cuerdas o incluso enredaderas alrededor de sus neumáticos para aumentar la tracción de sus vehículos sobre la nieve o el piso embarrado, ya que las ruedas, al resbalar o patinar, dejaban de ejercer la tracción que era necesaria sobre el camino, y se sufría por lo tanto una pérdida de fuerza motriz, ya que la fuerza del automóvil resultaba inútil si no había tracción en sus ruedas, lo cual provocaban unos deslizamientos que terminaban en numerosos casos en el golpe o accidente.
Eran unos meses en los que la mayoría de las personas no se molestaban ni atrevían a conducir automóviles en invierno, y si en la ciudad de Huesca se solía abrir una calle central para circular por los cosos y a la que se abrían pasos de las casas, por ese espacio central limpio transitaban algunos carros de caballerías con las patas embolsadas en unas arpilleras o sacos para evitar los patinazos de las bestias, claro está, que fuera de la ciudad a cualquiera podía sorprender la nevada y quedar sin poder volver con su automóvil.
Para evitar estos problemas y hacer posible la conducción por la nieve, vino el invento de Harry D. Weed, pero también el gran deseo de progreso y de servicio a sus clientes, además de una visión de futuro esperando llegar con nieve a los hermosos paisajes de nuestro Pirineo de D. Antonio Almudevar, quien anunciaba “El automóvil universal al alcance de todos” con modelos: Turismo, Voiturette, Coupe y Sedan, y precios desde 3,910 pesetas a 6.175, asegurando que aquél invierno de 1922 se podía llegar al Pirineo nevado, con las cadenas Weed que tenía a disposición de los clientes, pues las ruedas se engranaban al camino, evitando el patinaje y aprovechaban toda la fuerza motriz que transmitía el motor, es más aseguraba que, sacaban mayor kilometraje de la gasolina, facilitando incluso un sencillo folleto de la forma de instalación si era necesaria en carretera.
Se trata de un año que refleja, de forma evidente, la presencia del «turismo» en la prensa de la época, y se nos habla de la Copa del Club Alpino Español que contó con la presencia de mas de 2.000 personas, y un detalle curioso de la animación que reinó, es que también concurrieron 72 automóviles. Si esto pasaba en Navacerrada, algo estaba sucediendo también en el Altoaragón , pues eran numerosos los miembros de Turismos Altoaragoneses que se congregaban para practicar los deportes de invierno.
Cierto es, que durante muchos años, llegamos a la nieve gracias a los distintos modelos de cadenas de nieve que se fueron desarrollando.
FUENTE: EL CRONISTA