POR AGUSTIN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIELAGOS (MADRID)
Querido Artabán …
Aquí estoy otra vez… otro año.
Sabes que eres mi rey preferido, el único que me escuchaba ya desde muy pequeño, cuando me escondía bajo las mantas antes que me las fuera quitando la vida. Por saber no sabía ni tu nombre. Eran tiempos en los que mi Herodes mandó matar mi inocencia un día de diciembre en una juguetería que había en la calle Hermanos Miralles, hoy del General Diaz Porlier y me negó la existencia de tus compañeros. Tenía sólo cuatro años. Aún recuerdo el frío de las manos y mi nariz pegados al escaparate y los improperios que le soltaron otros padres al falso testigo que pensó ganarse el reino de su dios revelando la verdad. Él compró su paraiso a costa de mi alma infantil.
Y tus compañeros dejaron de pasar por mi vida, sin importarles, como hicieron contigo en el olvido cuando te negaron tu historia en el libro sagrado escrito y te abandonaron en la torre junto al Eúfrates.
Ni el diamante protector de la isla de Méroe te ayudó a llegar al Zigurat de Borsippa ni los otros tres reyes aún siendo menos magos te esperaron para ir juntos a Judea. Preferiste ayudar a un viejo desahuciado por la codicia de los bandidos y a él le entregaste el diamante protector. Y siguiendo las huellas de los que no te quisieron esperar al pie de la torre de altos muros y siete pisos llegaste a Judea. Y sorprendiendo a un esbirro de Herodes a punto de degollar a un niño inocente le ofreciste el rubí de las Sirtes a cambio de su vida. Y por esto te costó ser encerrado en las mazmorras de Jerusalén más de treinta años.
Y absuelto de tu pena en tiempos del juicio del redentor, recuperaste un jade de Chipre que habías escondido antes de ser apresado por los soldados. Y tampoco te dio tiempo de llegar al Gólgota para conocer a aquel al que fuiste a adorar, y no encontraste siendo niño, porque en el camino entregaste el jade a cambio de la libertad de la joven que iba a ser subastada por las deudas de su padre.
Y la resurrección del crucificado hizo temblar la tierra y caer los muros…
Y una piedra te golpeó mortalmente separando tu alma de tu cuerpo ¿De verdad hay dios?
A nadie le importó tu destino y a los otros tres Magos les fue mejor en la historia de los hombres y de los niños.
Aquel que hizo tanto por sus hermanos sin duda fue un gran hombre aunque pronto le olvidaran.
Por tanto, este año, te volveré a escribir una carta a ti, siempre lo hago, en lugar de a los que no te esperaron y a mi me ignoraron de pequeño. Y quiero que quien la lea la complete para que nadie se quede sin regalo porque ya nada espero de Baltasar, Melchor y Gaspar.
Vamos allá…
Querido Artabán,
Este año tampoco he sido bueno. No puedo evitarlo. Ver la ignonimia de los ávidos de poder y la falta de humanidad enmarcada en multitud de banderas me hacen negar que está sociedad tenga remedio. Y encima con la pandemia tuve la esperanza que la gente cambiaría pero me volví a equivocar. He descubierto lo peor de esta sociedad codiciosa de interés y egoismo. Y sé que no tiene remedio. Tengo una edad muy mala y no creo que ya nada ni nadie me pueda cambiar. Lo que he notado es que ya me cuesta más callar ante la estupidez de quienes nunca se pondrán en el lugar de los que llaman enemigos o simplemente piensan distinto. Y en eso se basan los falsos pastores que manipulan a cuanto más borregos pueden. Y el que me intente engañar un pastor puede pasar pero que lo intente un borrego, pues no.
Me puse el nombre de hereje antes que lo hicieran ellos. Nunca pensé en llevar tu estrella en mi pecho mientras ellos llevan el brazalete del partido. Y los sin sentido me ven como su enemigo porque sus líderes nos señalan por no comulgar como vosotros. Y no es mi libertad la que se pierde sino la suya. Borregos mediáticos sin sentido común. Os meten miedo y lo tenéis. Os quitan la libertad y agachais la cabeza. Pero no veis culpa en quien obliga esta circunstancia sino en quien la cuestiona. Y por eso Artabán te pido que mi libertad no se vea consumida por su manipulación. Todo se creen, nada cuestionan. Y si lo hacen crean el mundo de los herejes y te meten en él. Pues sea. Como dijo el principito: «Es un poco triste hablar de cosas que no se conocen, sobre todo cuando dicha deficiencia obedece a una prohibición subjetiva»…
De hecho no quiero pedirte nada para mí.
En cuanto a los hijos gemelos de Nix no se quién les dio su poder pero ambos han seguido jugando con nosotros. Mientras Hipnos nos engañaba con sus sueños, su hermano Tánatos, nos ha robado a mucha gente. No sé si tú Artabán podrías darme la capacidad de Sísifo. Pero si pudiera habría atado al dios de la muerte antes de jugar con el destino.
Yo sigo como la nave de Fellini en… «E la nave va»… a veces escuchando la melodía número 3 en Fa Menor de Schubert, mientras cocino y a veces imaginando como miro a lo lejos, desde la cubierta de un barco, perdiéndome en las azules aguas del Mar Egeo…
Y como todos los años, te pido algo no para mi sino para aquellos que me rodean.
Deseo de nuevo que les traigas salud y un sexto sentido que les haga exprimir la felicidad de cada instante sin dejarla escapar y que su sonrisa no sea una fachada inútil sino un espejo de la alegría de su alma…tráeles lo que pidan, total, pedir y desear no tiene ningún coste mientras que no se castigue ningún alma.
Yo sólo pediré para ellos sentido común.
El tiempo me ha enseñado una vez más que no me pertenece. Y por eso el tiempo no ha de pasar en balde con aquellos seres que merecen la pena. Porque como muchas veces he dicho, no quiero sufrir como hacemos los humanos… no apreciando lo que tenemos… hasta que lo perdemos.
Y tú y yo, ya nos conoceremos a la sombra del Zigurat de Borsippa, ya queda menos, y nos contaremos por qué nos detuvimos tantas veces en nuestros caminos, por qué me alejé a veces de él y te contaré por fin si conseguí vivir, sin ser vivido.
Gracias Artabán por ser el rey de mis sueños…