POR JUAN FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (ALICANTE)
Escribo este artículo mientras escucho en televisión el concierto de Joan Manuel Serrat en el Wizink Center de Madrid. Lo comienzo tras escuchar la canción “La nana de la cebolla” al que puso música su amigo Alberto Cortez.
Por este concierto me viene a la memoria – que uno es ya muy mayor- que conocí a Serrat en uno de sus conciertos en Mallorca. Debí caerle bien porque, en solitario, me concedió una entrevista, tras más de hora y media de canciones. Entré en su camerino y hablé muy poco, cosa rara en mí, pues yo estaba ronquísimo. Ni casi podía hablar. Así que él iba hablando y hablando y hablando y yo no tomé apuntes, todo lo conservo en la memoria. Despidió a sus músicos y seguimos hablando y hablando y hablando los dos solos en plena madrugada. Recuerdo mucho que me habló afectuosamente de un cantautor mallorquín, Joan Ramón Bonet, hijo de mi subdirector, en el periódico “Baleares”, Joan Bonet y hermano de la famosa María del Mar Bonet, a la que tuve el gusto de escucharla una Nochebuena en la catedral de Palma el canto de Sa Sibila, un canto típico de la isla, que se cantó en la Edad Media que además se canta en la ciudad de Alguer, en la isla de Cerdeña, en el que también se habla una lengua minoritaria en Italia, el alguerés, procedente del catalán. Sa Sibila fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO hace unos 12 años. Al final de la larga conversación le dije que esto era una entrevista y… así fue.
A su amigo Alberto Cortez me acuerdo que lo entrevisté mientras pasaba sus vacaciones en el puerto de Andratx. No le vi actuar esa noche, pero sí lo hice, ya muy mayor 30 o 40 años más tarde en el cercano pueblo de Madrid, en unas fiestas veraniegas en Navalcarnero. ¡Todo un personaje poético este Alberto Cortez!
Y aquel mismo día recuerdo dos temas más: Una crónica de Pedro García Cuartango en la última página de ABC del 2 de enero de 2023, de la serie “Juguetes rotos” En esta ocasión dedicada al “Falsificador, falsificado”, un personaje que tuve el gusto de conocer en Mallorca solo unos pocos días de que se suicidara en Ibiza. Me estoy refiriendo al húngaro Elmyr de Hory, el falsificador de pintura de muchos famosos, tanto que hasta Picasso consideraba como suyo un cuadro de Elmyr. Muchas obras de famosos pintores están en los museos más prestigiosos del mundo como si fueran obras propias, de firmas como Renoir, Degas, Matisse o Chagall, cuando son puras falsificaciones de este singular pintor. Recuerdo que me llamó su abogado, un buen amigo mío, pues su cliente me quería hacer unas declaraciones de los atentados que le hacían en su casa ibicenca, donde llegaron ahorcar a su perro. La cosa era tan seria que, por las Navidades de 1976, cuando yo pasaba unos días de descanso en Brozas, oí en la radio el suicidio en Elmyr de Hory en Ibiza. Y ahí se acabó la historia; hoy son destellos de mis memorias.
Como es otro destello del mismo periódico cuando me encuentro el obituario del logroñés Salvador Sánchez – Terán, fallecido el 31 de diciembre del año pasado y que fuera ministro de Adolfo Suárez en la Transición y al que conocí recientemente en Madrid y tuvimos una charla recordando esta anécdota vivida por los dos cuando este servidor era un joven periodista y él el presidente de Telefónica de España (1980 – 1982). Un día Sánchez – Terán se acercó a Palma de Mallorca al homenaje que se le hacía a unos trabajadores de Telefónica que se jubilaban. Dio un largo discurso y se le ocurrió decir: “Con todo lo que he hablado no supone más de una ficha de Telefónica; es decir, 3 pesetas (hoy serían menos de 2 céntimos de euro); eso lo digo para que lo sepan los periodistas aquí presentes”. Al final del almuerzo me acerco a la mesa presidencial y le ofrezco, una, dos y tres pesetas diciéndole con una sonrisa: la prensa de Mallorca no le debe nada al presidente de Telefónica. El, con humor, me dijo “Me ha gustado tanto la anécdota que las 3 pesetas la colgaré de un cuadro en mi despacho de Madrid”. El obituario de Salvador Sánchez – Terán lo escribió el que fuera ministro de Defensa con José María Aznar.