POR JOSÉ LUIS ARAGÓN PANÉS, CRONISTA OFICIAL DE CHICLANA DE LA FRONTERA (CÁDIZ)
El 14 de enero de 1811, tras once meses y siete días de ocupación de la villa de Chiclana por el Ejército Imperial del Mediodía, la Municipalidad recibía una carta-orden del prefecto de la provincia –entonces en Jerez– en la que contestaba a las renuncias justificadas de los nuevos munícipes –alcalde y concejales– para el gobierno de la villa en los siguientes dos años.
Esta negativa a formar parte del gobierno municipal justificaba la conducta patriótica de los nuevos ediles, al tiempo que provocaba demoras en la administración local. La carta finalizaba con unas duras palabras del prefecto diciendo: “Es muy sensible que los hombres de bien que el Gobierno ha escogido para el desempeño de los primeros cargos de un Pueblo, traten de evadirse de ellos en circunstancias que todo buen ciudadano está obligado a trabajar, aunque sea a costa de sacrificios”.
Con ella intentaba persuadir a los vecinos para que reconsiderasen sus dimisiones. Finalmente, lo consiguió. Los vecinos elegidos, bien por estas nuevas razones que esgrimía el prefecto o bien por serias amenazas contra sus personas y bienes, todos volvieron al seno capitular. Así, de esta manera, no se les podría considerar afrancesados, sino juramentados. Así salvaban su responsabilidad.
Bibliografía:
-ARAGÓN PANÉS, J.L. (2011): “Chiclana de la Frontera de la ocupación francesa en la Guerra de la Independencia”. Fundación Cruzcampo, Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera. Imp. Alograf, S.L. Chiclana.