POR MARI CARMEN RICO NAVARRO, CRONISTA OFICIAL DE PETRER (ALICANTE).
Seguro que muchas veces al pasar por esta calle, que nace en Gabriel Payá y termina en La Huerta nos hemos preguntado quién fue Luis Chorro, el hombre que da nombre a esta céntrica calle de Petrer, lo de céntrica siempre si lo vemos desde la perspectiva del centro histórico. En esta crónica podéis encontrar la respuesta.
Luis Chorro Castelló (1859 – Elche, 1928) fue maestro de escuela en Petrer de 1887 a 1899. En 1887 D. Salvador Quereda Sola estaba destinado como maestro en nuestro pueblo y D. Luis Chorro Castelló en Jávea. Este último vino a Petrer desde Jávea y permutó con Quereda. Petrer en 1896 contaba con 3.409 habitantes y la escuela de niños la dirigía Luis Chorro Castelló, con un sueldo de 1.100 pesetas anuales y la de niñas estaba a cargo de D.ª Purificación Noguera con idéntica remuneración.
Desde Petrer, Luis Chorro, posiblemente se desplazó a Elche, en diciembre de 1907 era maestro en dicha ciudad y en 1912 formaba parte de la Asociación de Maestros de su partido judicial. En abril de 1914 Chorro y Antonio Trasmonte polemizaron en la prensa ilicitana por el funcionamiento de las escuelas públicas y privadas (250 niños en escuelas privadas y 125 en escuelas públicas).
Fue en 1926, veintisiete años después de que dejara su magisterio en Petrer cuando el concejal y también maestro Manuel T. Caparrós propuso a la corporación municipal que le pusieran el nombre de Luis Chorro a una calle de la localidad, para honrar la meritoria labor educativa del citado maestro. Manuel T. Caparrós expuso a la corporación “que esta culta villa tan amante siempre de cuanto se relaciona con la enseñanza y considerando la labor meritoria realizada por el maestro D. Luis Chorro durante los años que dirigió una de estas escuelas y dado el servicio prestado a la enseñanza de los hijos de Petrel y al efecto el Ayuntamiento quiso dar ejemplo y testimoniar su agradecimiento al que se desveló por sus alumnos. Los miembros de la corporación que, en su mayoría fueron discípulos del maestro, manifestaron “que los conocimientos que poseían se los debían a él”, acordando por unanimidad “rotular como Luis Chorro a la calle que en ese momento se denomina de Bardín, comunicándose este acuerdo al señor Chorro para satisfacción suya y al señor inspector jefe de primera enseñanza de la provincia”.
Un año después que se aprobara la nueva denominación de esta calle, en 1927, se descubrió, la lápida rotulada con el nombre del maestro nacional. Conocemos, a través de la periodista Patricia Navarro que recogió en su día la crónica aparecida en la prensa de cómo fue ese momento. Decir que ese mismo día también se descubrió la placa de la calle que se le puso a Vicente Amat, secretario del Tribunal Supremo. El encargado de descubrir dichas lápidas fue el maestro y concejal D. Manuel Caparrós, que pronunció un discurso elogiando a los homenajeados y “poniendo de relieve los indiscutibles méritos que a uno y a otro hacen dignos del homenaje que se les tributó grabando sus nombres para que sean conocidos y admirados por las generaciones venideras”. Acudió al acto D. Francisco Chorro, hijo del homenajeado, que con sus hermanos habían venido hasta Petrer para participar en este evento organizado en memoria de su padre, mostrando su agradecimiento a la corporación y muy especialmente a la comisión organizadora -compuesta de antiguos discípulos de tan laborioso pedagogo- “que se enaltecían enalteciendo a su maestro”.
Como hemos apuntado, esta vía urbana con anterioridad se denominó Bardín, en reconocimiento al comerciante francés Teófilo René Bardín afincado en Alicante, que da nombre al palacete que construyó a principios del siglo XX y que alberga, desde 2008, la sede del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert.
Alrededor del año 1925, por esta vía transcurría una acequia, cuyas aguas venían de Puça después de pasar por el Salitre donde había otro lavadero, por detrás de los huertos de la plaça de Baix, hasta llegar al lavadero público, desembocando en la Bassa Fonda para uso de los regantes. En esta balsa también desaguaba la fuente de San Bartolomé. La acequia de salida pasaba por toda la parte baja del pueblo por aquel entonces (hoy calle Luis Chorro), atravesando la de Gabriel Payá hasta el Andaor. Éste pasaba por debajo del casino de Panets, a todo lo largo, casa de la Moreta hasta cruzar la actual calle Leopoldo Pardines y seguir en toda su longitud el Camino de los Pasos. Por la calle Luis Chorro esta acequia iba descubierta hasta llegar a Gabriel Payá (al lado de la casa del alcalde Luis Villaplana).
Al final de la calle Luis Chorro, en su confluencia con La Huerta, poco más o menos, sitúan los más mayores el Molinet y, al lado, un pequeño matadero. El Molinet sobre el que escribió en su día nuestro recordado y querido cronista Hipólito Navarro, estaba situado más bajo que la Bassa Fonda, de ahí la velocidad y presión del agua, que pasaba sobre la rueda de madera para impulsarla y salía por la otra acequia. Al desaparecer el matadero, se levantó una garita para albergar un transformador eléctrico. Durante la guerra el Molinet fue taller de uniformes para el ejército republicano. Su nombre proviene de un pequeño molino que aprovechaba la salida de las aguas de la balsa para moler cereales, sin duda muy antiguo, aunque las primeras referencias escritas se remontan a 1876. En octubre de dicho año, Pablo Montesinos Amat, molinero, presentó una instancia en el Ayuntamiento solicitando el traslado de la muela del molino que tenía junto al matadero público, conservándose asimismo un plano del nuevo molino y un informe técnico en el que se dice que la obra sería de mampostería y cal, la bóveda de ladrillo y el cubo de cantería. Finalmente, no consta que la obra fuera llevada a cabo, aunque en 1908 el molino seguía funcionando, pese a los problemas referidos. En 1921 Vicente Castelló, que fue alcalde de Petrer y copropietario de la fábrica de lonas de Santa Bárbara, instaló en el Molinet una fábrica de lonas tras el traslado de otra de la que era socio a Novelda. En 1926, Manuel Reig tenía dos telares en este lugar, sustituyéndose la energía hidráulica por la eléctrica en el periodo comprendido entre 1908 y 1921. Posteriormente, pasó a ser una dependencia de la fábrica de calzados de Villaplana.
En mayo de 1936, siendo alcalde Luis Amat Poveda el Bravo, se presentó un proyecto suscrito por el aparejador Recaredo Rico Pina sobre alineación y rasante de vías públicas, con motivo del ensanche de las calles Cánovas del Castillo, Prim y Luis Chorro, así como para el emplazamiento en dicho lugar de un edificio de nueva planta para “plaza de abastos y plaza consistorial, consistente en memoria, planos, presupuesto y valoración de terrenos y parte edificada”, acordándose por unanimidad aceptar el referido proyecto. De nuevo, el 16 de julio de ese mismo año, se volvió a tratar sobre el ensanche de las mencionadas calles, así como el emplazamiento “en el indicado sitio de edificios de nueva planta para plaza de abastos y casa consistorial”, acordando la comisión de ornato que las obras “son necesarias y convenientes a los intereses generales de la localidad”, aprobando el proyecto para trasladarlo a la Junta Provincial de Sanidad y ejecutar lo acordado.
En esta calle había una fuente situada enfrente de la casa de Remedios la del Pintoret, era conocida por la fuente de la Pintora, debido al apodo de esta vecina cuya vivienda se encontraba frente a la misma.
En esta vía pública se ubicada el Juzgado Municipal y el retén de la Policía Local situado en la esquina entre Luis Chorro y Constitución hasta 2001. También funcionó hasta diciembre de 2021 el mercado municipal, hoy hay varias dependencias municipales.
En la actualidad, en Elche, hay un colegio, cercano a El Palmeral, que lleva el nombre del maestro Luis Chorro. Fueron vecinos de esta arteria urbana, en 1935, Remedios Navarro y sus hijos Vicente y Antonia Muñoz, Francisco Muñoz y Julia Vergara, Salvador Navarro y Juana Tordera, Rafael Campello y Elvira Micó, Francisco Amat y sus hijos Dolores y Francisca.
En la actualidad por esta calle tiene uno de sus accesos la manzana cultural conocida como Espai blanc. También desde diciembre de 2020 un mural urbano con la imagen del poeta petrerense Paco Mollá preside parte de la fachada de la biblioteca que lleva su nombre. Esta obra constituye un nuevo homenaje a la figura del relevante escritor gracias a la iniciativa de la concejalía de Cultura.