POR MARÍA TERESA APARISI GUARDIOLA , CRONISTA OFICIAL DE GALÁPAGOS (GUADALAJARA)
Galápagos, “mi pueblo”, es un pequeño municipio de la provincia de Guadalajara situado en la comarca que, de las cuatro en que ésta se divide, recibe el nombre de La Campiña.
Fiel a la principal característica de dicha comarca, Galápagos luce hoy como tierra de cultivos, una tierra regada por las fluctuantes aguas del río Torote, afluente del Henares. Al pasear por este pueblo chiquito, y remedando una voz que perdurará por siempre en la memoria de quienes ya tenemos una edad, me parece escuchar al inmortal Félix Rodríguez de la Fuente hablar de la estepa cerealística como una estepa antropógena, una estepa que en épocas anteriores estuvo ocupada por bosques, generalmente, de encinas. Estepa que fue, por tanto, creada por la mano del hombre a base de siglos y siglos de desbroce, quema y pastoreo, adquiriendo así el aspecto que vemos: florido en marzo y abril, reverdecido en mayo y junio, amarillento durante todo el verano, marrón al terciar el otoño…
En la actualidad ronda los 2.500 habitantes, pero hace escasos 20 años, cuando llegué como bibliotecaria a este discreto pueblecito castellano, pasaba por poco de los 500.
¿Y qué hubo antes de este siglo, y antes del siglo pasado, y del anterior al pasado, y allá por el año 1650, o incluso más atrás en la Historia?.Pues lo ignoro, ¡lo ignoramos!, pero es mi intención rastrear cada legajo, cada pista, cada sendero, cada vestigio, para ir, poco a poco, reconstruyendo lo aquí vivido por el ser humano.Aquí, en el centro de la Península Ibérica, en una tierra de frontera.
Estrenando en estos días el honorífico título de Cronista Oficial, me veo apremiada a retirar con prontitud el polvo que oculta el pasado de la noble Villa de Galápagos.
No es mucho lo que sabemos sobre su Historia, y lo poco que sí, no estoy segura de que corresponda realmente a la verdad, sino que más se conoce gracias a la transmisión oral, que… no está mal, pero carece de rigor histórico a todas luces.
Me pongo en camino. Quiero y debo esperar antes de hablar sobre el Palacio de los Condes de Moriana (hoy salón de festejos y celebraciones), de la iglesia renacentista de la Cátedra de San Pedro en Antioquía (parroquia atendida de manera conjunta con Torrejón del Rey y Valdeaveruelo), de su cementerio (que pronto se verá ampliado), del castillo o fortalezaque se afirma coronaba la cima al noroeste del pueblo, en el entorno en el que quizá estuvo el que hoy no es siquiera un despoblado, Alcolea del Torote, puesto que ni piedras quedan de él.
Empiezo, como digo, a descifrar por el momento los legajos que el Ayuntamiento, presidido por D. Guillermo M. Rodríguez Ruano y con el empuje de la Teniente de Alcalde Dª María José de Castro García, pone bajo custodia de la biblioteca y de su bibliotecaria. Mi agradecimiento a ambos y a toda la corporación municipal de Galápagos, que, de manera unánime, votaron mi nombramiento, más fiados en mi curiosidad y cariño por el municipio, que por unos escritos sobre la Historia que aún no he firmado, ni tampoco redactado. ¡Un honor del que me propongo ser merecedora!
FUENTE: M.T.A.G.