POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA DE ZACATECAS (MÉXICO)
En la Nueva España se conoce la construcción de dos obeliscos casi contemporáneos: el famoso obelisco de Zacatecas, construido en 1724 en la Plazuela del Maestre de Campo por el Conde de Santiago de la Laguna con motivo del ascenso al trono del rey Luis I y el erigido en 1763 en la Plaza Mayor de Puebla, en honor a la coronación del rey Carlos III.
Su retrato escultórico, actualmente resguardada por el Museo Regional de Puebla; INAH, fungió como remate del monumento. Muestra al monarca idealizado en edad joven, erguido y con abundante cabellera, la corona sobre sus sienes y vestido con armadura, y presenta vestigios de pintura en la armadura y de la encarnación de su piel, lo que nos lleva a suponer que era una pieza policromada.
Desde la base hasta su punta, se estima que el obelisco de Puebla alcanzó una altura total de 26.13 m. Tras la guerra de Independencia, la escultura fue removida, y su columna cuadrada fue objeto de múltiples propuestas e ideas para un destino distinto, que jamás se concretaron.
Finalmente, la aguja fue desmantelada y retirada de la Plaza Mayor y los sillares de que se componía fueron resguardados en el antiguo colegio de San Francisco Javier. Sus restos se perdieron por completo en 1863, bajo los escombros del colegio jesuita que fue dañado por la artillería de las tropas francesas durante el Sitio de Puebla.
Similar destino tuvo el obelisco de Zacatecas, tras la consumación de la guerra de Independencia. Desapareció para siempre sin dejar huella.
Fuentes:https://www.facebook.com/maguito.96
INAH
Crónica de Zacatecas