POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Ayer uno de los nuestros se marchó. Dejó a los vivos y emprendió su camino rumbo al mundo de los antepasados. Debemos llevarlo a una tumba común, sólida, hecha con grandes piedras, tan consistente como la fortaleza de nuestra gente. Encontrarás la tumba en el paisaje. Tiene forma de montaña, pero no te engañes, busca una puerta y atravesando un corredor llegarás a la cámara donde algún día yo también reposaré. Viajero, elige tu camino, que no te detenga la oscuridad.
En la carretera que une La Nava de Santiago con Aljucén, en plena dehesa, se encuentra este sepulcro megalítico, esta joya arquitectónica, cuya construcción nos ofrece dimensiones sorprendentes. Basta con visitarlo para ver cómo, en el Prado del Lácara, la majestuosidad de la piedra fue levantada gracias al pulso y latido del hombre. (Dolmen Prado del Lácara).