…FUMA QUE FUMA, FUMA TABACO

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

El resguardo de tabacos. / Fco. de Goya - Museo del Prado

El resguardo de tabacos. / Fco. de Goya – Museo del Prado

Para Hacienda, el tabaco ha tenido, y tiene, una magnitud de primer orden. En el siglo XVIII el tabaco facilitaba al erario público una cuarta parte de sus ingresos. Esta importancia llevó a las autoridades a decretar su estanco. Pero con el estanco nació el contrabando. La falta de libertad en el consumo y la rigidez del precio impuesto por la Administración favorecieron las ventas ilegales.

Desde comienzos del siglo XIX tuvo un lugar destacado la colonia genovesa de tratantes y marinos que, procedentes de Gibraltar, acababa de instalarse en Torrevieja, manteniendo un comercio con la costa africana, especialmente con Mazalquivir y Orán, además de Gibraltar, centrado en ‘géneros ilegales’, en especial tabaco, utilizando los barcos de su propiedad.

El ingeniero Larramendi, encargado de la reconstrucción de los pueblos asolados por los terremotos de 1829, concluyó la memoria encargada por el rey Fernando VII sugiriendo que en Torrevieja en «no se hagan tantas casas como había porque se ha poblado mucho últimamente, no habiendo medios de vida que lo justifique, a no ser el contrabando».

En 1831, cuando carabineros iba a proceder a la inspección del barco de Vicente Cánovas y, ante la resistencia de su patrón, varios marineros, entre los que se encontraba el concejal Domingo Giménez, hirieron a uno, amenazando al resto con quitarles la tapa de los sesos. El negocio del contrabando involucró al cura párroco Juan de Dios Arjona, que en 1844 vendía géneros de contrabando en su casa.

El tabaco era transportado a otras poblaciones. El 18 de julio 1865, por la fuerza de carabineros fueron aprehendidas cuatro libras de tabaco picado y tres de puros en el carruaje de Francisco Samper Peral, encargado de llevar el correo a Orihuela.

En 1866, el comandante de carabineros solicitó del alcalde una relación de personas dedicadas al contrabando e informes acerca de la conducta, comercio y ocupaciones de Tomás y Vicente Parodi, y de Manuel Sala, individuos que constaban como defraudadores. Varios días después contestó el regidor alegando que los sospechosos observaban una conducta irreprochable y que sus buques se dedicaban al lícito comercio de cabotaje. Aseguró que los únicos contrabandistas habidos en la villa fueron Matías Gutiérrez Blasco y Vicente Serrano García, fallecidos desde hacía tiempo, y otros dos estaban ausentes de Torrevieja desde hacía años, ignorando su paradero.

Las mujeres también ocupaban un puesto en este negocio. En octubre de 1866 fue encarcelada Margarita Agulló por habérsele aprehendido bultos de tabaco en su casa, siendo conducida a la prisión de Alicante. Dos meses después llegó a Torrevieja un teniente del cuerpo de Carabineros para investigar la existencia de depósitos de tabaco ocultos. Solicitó la colaboración del alcalde que, defendiendo a los habitantes, le contestó que jamás habían existido tales depósitos, afirmando que los carabineros locales habían practicado continuos reconocimientos en casi todas las casas, sin que nunca se hubiera encontrado depósito alguno. En la noche del 20 al 21 de diciembre de 1866 se descubrió, junto al Acequión, en las inmediaciones del cementerio, un alijo de diez bultos de tabaco.

En la madrugada del 20 de mayo de 1868, junto a la punta llamada del Baluarte fue sorprendida y desarmada una pareja de carabineros por un grupo de personas que estaban verificando un alijo de contrabando. Los contrabandistas huyeron llevándose las carabinas de las fuerzas del orden. El comandante requirió los buenos oficios del alcalde para recuperar las armas sustraídas.

En febrero de 1869 el gobernador denunció al alcalde el escándalo del tabaco de contrabando, ordenándole a perseguir, sin contemplaciones a los defraudadores, cualquiera que fuera su clase y condición.

El 14 de mayo de 1871 un barco que era perseguido por la escampavía ‘Línea’ embistió y quedó varado en la playa. Al llegar, los carabineros encontraron el barco abandonado, sin su tripulación; ningún vecino dijo haberla visto. En su interior se encontraron veinte bultos de tabaco de seis arrobas cada uno. Cuando el alcalde fue interrogado contestó que se encontraba durmiendo la siesta y que, cuando acudió a la playa, ya se había producido el apresamiento.

En 1871, el falucho ‘Socarrao’ fue perseguido por el vapor ‘Limero’ -sobre el que escribió, años más tarde Blasco Ibáñez-, y los llamados ‘Carmen’ y ‘Joven Rosario’, que lo fueron por el vapor ‘Vigilante’. El comandante acusó a las autoridades locales, especialmente al alcalde, de colaboración con los contrabandistas.

En agosto de 1874, la escampavía ‘Amalia’, a seis millas de Cabo Cervera, avistó un buque sospechoso que venía de Argelia. Al verse perseguido, se dirigió a la playa, donde parte del vecindario reunido protegió al buque, hasta el punto de trabarse un verdadero combate entre la tripulación de la escampavía, la del buque perseguido y la gente del pueblo que lo auxiliaba. El ayudante de Marina del Puerto pidió ayuda al alcalde, pero volvió a excusarse diciendo que no disponía de fuerzas suficientes. El guardacostas hubo de marcharse a Cartagena y el barco contrabandista pudo escapar. Posteriormente se formó un expediente que se elevó al presidente del Gobierno y al Consejo de Ministros, disponiendo el envío a Torrevieja de fuerzas militares, cuyos sueldos y raciones pesaron, como castigo, sobre la población, quedando probado quien encubría a los defraudadores.

En mayo de 1887 los carabineros verificaron cerca de Torrevieja la aprehensión de seis fardos de tabaco de contrabando. Pocos días después, por la noche, fue aprehendido por la escampavía ‘Amalia’ un alijo de tabaco, siendo puestos a disposición judicial los tripulantes del bote contrabandista. En octubre de 1893, la barquilla auxiliar del cañonero ‘Eulalia’ apresó, en aguas de Cabo Roig, un falucho con 24 bultos de tabaco y un reo.

Hace pocos días, la Guardia Civil de Cádiz intervino en Arcos de la Frontera 3.500 cajetillas de tabaco de varias marcas comerciales valoradas en más de 14.000 euros, a una persona dedicada a la venta ilegal de tabaco de contrabando, seguramente procedentes de Gibraltar.

El negocio continúa boyante…

Fuente: http://www.laverdad.es/

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